Cambios físicos en postparto
Cambios locales
A. Cuerpo uterino:
A.1. Involución uterina:
Inmediatamente después del alumbramiento de la placenta el útero es un órgano abdominal que llega a mitad de distancia entre el ombligo y la sínfisis del pubis, pero en las horas sucesivas (2-4 horas tras el parto), y seguramente por la presencia de coágulos intracavitarios, así como por los cambios en el sistema ligamentario de sostén, el fondo uterino asciende y alcanza el nivel del ombligo, para que se hagan una idea como una gestación de 20 semanas.
En estos momentos el útero pesa 1 Kg., es un órgano firme, aplanado en forma de pera invertida y fácilmente movible. La firmeza se debe a una contractura constante de sus fibras musculares lisas, entrelazadas en una forma arquitectónica única, que comprimen y eventualmente trombosan los numerosos vasos sanguíneos que las atraviesan.
Mediante este hecho se consigue un mecanismo hemostático eficaz que evita la hemorragia desde los senos vasculares abiertos en el lugar de la inserción placentaria.
Progresivamente se produce la reducción del tamaño del útero de tal forma que:
– Al final de la primera semana el útero tiene el tamaño de una gestación de 12 semanas y su fondo se palpa inmediatamente por encima de la sínfisis del pubis. Su peso es de 500grs.
– Al final de la segunda semana es un órgano totalmente intrapélvico, por tanto no se puede palpar. Su peso es de unos 350 grs.
– Al final de la sexta semana su tamaño es casi igual que el del útero no gestante siendo su peso de unos 100grs.
Durante este período su volumen disminuye 100 veces y su peso 10 veces. Los cambios se deben principalmente a la reducción de la longitud del útero pues el diámetro transversal permanece relativamente constante durante el puerperio.
Las contracciones uterinas durante el puerperio son proporcionalmente más intensas que durante el parto, pero menos dolorosas ya que no se dilata el cuello uterino ni se estira el suelo de la pelvis.
Durante los primeros días del puerperio se perciben como episodios intermitentes de dolor localizados en la región hipogástrica, denominados entuertos.
Estos son más comunes en multíparas (por la pérdida de tono muscular) que en primíparas, y se acentúan con la lactancia por la secreción de oxitocina (en el lóbulo posterior de la hipófisis materna) provocada por la succión del pezón (reflejo neurohormonal).
A.2. Regeneración del endometrio:
Entre el 2º y 3º día después del parto, la decidua, capa que estudiamos anteriormente cuando hablamos del embarazo, se divide en dos:
– Una capa superficial necrótica, que se descama progresivamente, formando parte de los loquios.
– Una capa profunda, situada en contacto con el miometrio, que contiene los fondos de las glándulas endometriales, cuya proliferación dará lugar al nuevo endometrio.
La regeneración del endometrio es bastante rápida salvo en el sitio de inserción placentaria. Así este queda desarrollado a la tercera semana después del parto.
Histológicamente presenta una reacción leucocitaria que no debe confundirse con una endometritis franca, sino que es un proceso reparador fisiológico.
A.3. Cambios en el lugar de implantación de la placenta.
Después de la expulsión de la placenta el lugar donde estaba inserta es más delgado que el resto, sin embargo tras unas pocas contracciones uterinas el área se hace más gruesa, sobreelevada y con unos 5 ó 6 cm. de diámetro.
Esta área está formada por decidua necrótica y vasos trombosados. Su regeneración tarda alrededor de 6 semanas en producirse, y lo hace por dos procesos:
1- Por crecimiento hacia arriba de la decidua basal de ese sitio y
2- por crecimiento hacia abajo del endometrio desde los márgenes del lugar de inserción, socavando y eliminando el área de los vasos trombosados.
A.4. Loquios.
El término loquios hace referencia a la secreción vaginal postparto que se origina en la cavidad uterina. Están compuestos de sangre, tejido necrótico, restos de tejido de granulación y exudado de la superficie desnuda de la cavidad uterina.
Se estima que el peso total de loquios expulsados durante el puerperio es de 500 grs. En la 1ª semana se eliminan 3/4 partes del total y su composición se modifica a lo largo del tiempo.
Atendiendo a su aspecto y color se clasifican en loquios rojos que duran 2 o 3 días, contienen casi exclusivamente sangre con pequeños fragmentos de membranas y restos fetales como vérmix caseoso y meconio.
Los loquios rosados se mantienen hasta el 10º día aproximadamente, se vuelven más pálidos, rosados y su composición principal es de exudado, leucocitos y decidua en estado de degeneración grasa, contienen menos sangre.
A medida que aumenta el número de leucocitos, junto con el moco y microorganismos, los loquios se convierten en cremosos y se denominan loquios blancos, de tal forma que alrededor de la 5ª semana después del parto cesa la expulsión de los loquios.
Los loquios tienen un olor característico y depende del tipo de flora bacteriana de cada mujer, aun así no deben ser fétidos, esto puede ser indicativo de infección.
Aunque este exudado es un excelente caldo de cultivo para el crecimiento de microorganismos, la amplia vascularización uterina y las propiedades bactericidas del tejido de granulación uterino garantizan un medio estéril, siempre que exista un buen drenaje.
B. Segmento inferior y cuello uterino.
Tras el parto el segmento inferior se retrae, aunque no de forma tan enérgica como el fondo del útero, tanto éste como el cuello uterino después del alumbramiento son estructuras finas, fláccidas y colapsadas.
El borde externo del cuello suele estar lacerado sobre todo lateralmente. La apertura cervical se retrae lentamente y durante los días siguientes admite fácilmente dos dedos.
Pero al final de la primera semana sólo queda una abertura que admite la punta de un dedo. A medida que la abertura cervical se reduce, el cuello uterino se engruesa y vuelve a formar un canal, sin embargo el orificio externo puntiforme característico de la nulípara cambia a una hendidura hacia los lados, transversal, típica de la multípara.
C. Vagina.
Inmediatamente después del parto la vagina es blanda, flexible y fácilmente distensible. La mucosa está edematosa. El introito vaginal es laxo y está entreabierto con poco tono muscular, y pequeños y múltiples desgarros himenales.
La vagina volverá a su forma y tamaño inicial a las tres semanas, aunque en la mujer lactante amenorreica la falta de estrógenos puede inducir a una atrofia de la mucosa. El himen rasgado cicatrizará formando nódulos fibrosos de mucosa (carúnculas mirtiformes).
D. Periné.
Durante los primeros momentos después del parto, los tejidos blandos del periné y las zonas vecinas, pueden verse edematosos con cierto amoratamiento.
Si se ha efectuado episiotomía o ha existido desgarro, los bordes deben aproximarse.
En ocasiones aparecen equimosis que interfieren con su cicatrización. La musculatura del suelo pélvico vuelve gradualmente a su tono inicial, auque a veces la sobredistensión y los desgarros imposibilitan una total recuperación.
Fuente: Apuntes y notas de enfermería materno infantil del Conalep