Capilaridad

Cuando un líquido se encuentra en el interior de un tubo extremadamente delgado (capilar), o entre dos láminas muy próximas, su comportamiento muestra algunas peculiaridades. Este fenómeno recibe el nombre de capilaridad. En el caso del agua, al introducir un capilar en un recipiente lleno de agua, esta asciende por el interior del capilar hasta situarse a una altura superior a la del nivel del agua en el recipiente, siendo  tanto mayor la altura hasta la que asciende el líquido cuanto más fino es el capilar empleado.

En el menisco que se forma en un tubo, ya sea capilar o no, la superficie cumple una condición, respecto de la diferencia de presiones entre el interior y el exterior de la superficie del menisco, que esta relacionada con la tensión superficial del líquido y con el radio de curvatura de éste.

En el caso del capilar introducido en agua mencionado con anterioridad, las presiones a ambos lados de la superficie del menisco están relacionadas de tal forma que la del aire supera a la del agua, siendo alta la diferencia, por lo que el agua asciende hasta que se nivela la presión atmosférica con la presión que el agua del cuenco ejerce sobre la que esta contenida en el capilar.

En el caso del mercurio, por el contrario, la diferencia de presiones es precisamente la contraria, por lo que el nivel que alcanza el mercurio en el interior del capilar es inferior al que tiene en el recipiente hasta que la presión se equilibra con la atmósfera.