Chichimecas de Xólotl y sus descendientes
A mediados del siglo XIIl, la penetración de los chichimecas en el valle de México, volvió patente los grandes contrastes que había entre los pueblos sedentarios (creadores de centros urbanos) y los belicosos inmigrantes (señores de la flecha y el arco). Los tres códices elaborados en Tetzcoco (Xólotl, Tlotzin y Quinatzin), tenemos la información que nos permite conocer lo que ocurrió durante esta época:
El códice Xólotl nos relata la aparición del caudillo del mismo nombre acompañado de su hijo Nopaltzin, contemplando desde la cima de un monte la superficie del valle de México en busca de lugares de asentamiento. Tras permanecer algún tiempo en el sitio que, en su honor, se llamó Xóloc, se hizo establecimiento definitivo en Tenayuca. Allí, donde existían ya desde antes vestigios de edificaciones toltecas, se organizó la que lxtlilxóchitl solemnemente llama «corte de los chichimecas».
El príncipe Nopaltzin y otros hicieron desde allí algunas incursiones a lugares como Culhuacán y Cholula. la zona de los lagos era de verdad atractiva para la caza.
Las tribus nahuatlacas (xochimileas, tepanecas y acolhuas), habían también consumado su entrada por diversos rumbos del valle de México. Por una parte, hubo numerosos contactos, intercambios culturales y enfrentamientos entre los miembros de estas tribus, y grupos de chichimecas de Xólotl y descendientes de los antiguos toltecas, por otra.
Con intervención de Xólotl, varios de los distintos inmigrantes se establecieron en lugares determinados. Los tepanecas quedaron al norte y comenzaron a fundirse con los antiguos habitantes de Azcapotzalco. Una rama de los chichimecas, conocida como la de los oto-mazahuas, fijó su residencia al norte, en Xaltocan.
Por el rumbo del oriente, en Coatlichan, se asentó la tribu de los acolhuas. Nopaltzin, el hijo y sucesor de Xólotl, se quedó en Tenayuca. La historia, hasta mediados del siglo XIV, consistió en una serie de procesos de cambio cultural cuyo término fue la transformación en civilizados de las antiguas hordas seminórnadas.
Los tepanecas de Azcapotzalco (gente de diferentes orígenes) iniciaron la etapa de su verdadero florecimiento, cuando gobernaba el señor Acolnahuacatzin, hacia principios del siglo XIV. Éste tuvo constantes enfrentamientos con gente que habitaba en Tenayuca, así como con la población que vivía en Culhuacán.
Como consecuencia de lo anterior, los tepanecas extendieron sus territorios en sitios como Coyoacán y una gran parte de la región de los lagos. Mientras tanto, los chalcas y los xochimileas continuaban asimilando la cultura de los más antiguos residentes de origen tolteca.
Algunos de los grupos de los tlatepotzcas que fueron a situarse a espaldas de las montañas (del Popocatépetl y del lztaccíhuatl), se convirtieron en auxiliares de la gente tolteca, por lo que fueron recompensados con una concesión de tierras. Surgieron de esta manera grandes señoríos como Cuauhtinchan y Totomihuacan.
En el siglo XIIl, hizo su aparición en la región de los lagos, el último grupo nahuatlaca venido también del norte, los mexicas o aztecas. Así mismos se consideraban como un pueblo predestinado, y debido a su fuerza de voluntad, se convirtieron en amos de buena parte de Mesoamérica.