Clasificación del suelo
El perfil y tipos de suelos así, como en las aguas podemos distinguir distintas capas, con características propias y una flora y fauna típicas, cabe diferenciar en el suelo una estratificación vertical que es el resultado de su proceso de formación llamado perfil. En la parte más profunda se encuentra la zona en contacto con la roca madre y con un grado avanzado de disgregación. Es el llamado horizonte C y en el no hay organismos vivos.
Por encima de el está el subsuelo, con material mineral más disgregado en partículas y mezclado con pequeñas cantidades de materia orgánica.
Esta zona forma el horizonte B y alberga fauna propia en condiciones de estabilidad. Por último el horizonte A, muy disgregado en partículas de pequeño tamaño y con alto porcentaje de materia orgánica en su porción superior, en contacto con la atmósfera puede ser mayoritaria. Aquí la materia mineral se enriquece con humus y una gruesa capa de mantillo, como en los bosques.
Los suelos se clasifican en número y tipo de horizontes
En terrenos áridos como las regiones desérticas o árticas, existe el horizonte C, transformado en su porción superior y encima acúmulos de mineral, por ejemplo carbonatos en los desiertos.
En regiones templadas hay suelos con horizontes A y C pero sin el B, por ejemplo las ranzinas que en bosques adquieren una coloración negra y en zonas despejadas de clima mediterráneo una coloración rojiza.
Por último, en áreas templadas de clima lluvioso hay suelos con los tres horizontes y entre ellos las llamadas tierras pardas, sobre las que crecen bosques de especies caducifolias.
En regiones mediterráneas, el horizonte B es rico en arcilla y el resultado son los suelos pardos mediterráneos. Otro tipo de este grupo son los podsoles, donde el horizonte B presenta acumulación de humus.
En regiones tropicales los suelos típicos son las lateritas con acumulación de compuestos de hierro como resultado de un intenso proceso de lavado del terreno.