Competencia en el reino vegetal
Los organismos vegetales, inferiores, como las algas del fitoplancton marino, compiten con recursos como la acumulación de clorofila en sus células o la velocidad de crecimiento. Si las condiciones de un medio son estables, la competencia entre dos especies que usan el mismo recurso finaliza al desaparecer una de ellas. Así, en un medio de variaciones cíclicas, esa lucha no aniquila a una de las especies, sino que aumenta la población de la otra.
Las plantas superiores secretan sustancias que inhiben el desarrollo de otras especies en su entorno, crecen más rápido para llegar a los recursos disponibles, hunden a más profundidad sus raíces para acceder al agua o trepan sobre otra planta para crecer y ahogar a la que sirve de soporte, como son varios Ficus de selvas tropicales.
En los bosques y en la selva, la competencia en el mundo vegetal se manifiesta en forma de una nítida estratificación de la vegetación.
Las raíces hundidas crecen y también hongos que forman la capa hipogea, y encima tapizando el suelo se disponen los líquenes, musgos, plantas rastreras, las que forman rosetas, y otras similares (capa epígea o muscínea).
La capa herbácea en sentido amplio se constituye por hierbas. Siguen las matas y arbustos (Capa arbustiva) y, encima de ellos, los árboles (capa arbórea). Cada forma vegetal ocupa un nicho, es decir un espacio ecológico que satisface sus necesidades vitales.