Competencia entre los animales
El principio de exclusión ya citado es muy importante en el reino animal. Según él, si dos especies compiten por un nicho ecológico, una desplaza a la otra total o parcialmente. En un charco con poblaciones de distintas especies de paramecios, la temperatura es un factor determinante en la competencia, favoreciendo a aquella que mejor supere determinados valores. En un arrecife coralino las esponjas compiten por el espacio, amontonándose y perdurando la que mejor resiste la estrechez.
Unas madréporas se muestran más agresivas que otras, los atacan y destruyen.
En los bosques de coníferas escasean los huecos para anidar, y por ello se establece una dura competencia entre las aves, venciendo las más agresivas o las que inician antes la construcción del nido; así expulsan a las más pacíficas o tardas.
En ríos o riachuelos de escaso caudal y régimen estacionario se observa un predominio de especies de efímeras cuyo ciclo de desarrollo es más rápido.
La velocidad de crecimiento es importante, pues al llegar la estación cálida el nivel de las aguas desciende y el cauce llega a desecarse. En la competencia por este nicho ecológico, lo breve del ciclo vital se convierte en una ventaja competitiva.