Defensa ante la depredación
La acción de depredador a hecho que su presa desarrolle medios defensivos pasivos o activos. Un medio pasivo son las espinas o pelos de diversas formas. Desde los protozoos cubiertos de excrecencias a las largas espinas de los cactos, la variedad es infinita. También cumple con una función activa (como arma de caza). Tal es el caso de los largos tentáculos de las medusas. La concha de los moluscos y crustáceos es un medio defensivo que casi vuelve invulnerable al animal.
Otro medio de defensa pasivo es de origen químico ya sea por secreciones tóxicas o porque el sabor del animal es desagradable. Los medios químicos defensivos se extienden en el reino vegetal.
Las hojas de muchas plantas (ej. el tejo) son tóxicas, y otras son incomestibles (ej. las jaras). Si el animal es nutritivo y apetitoso para sus enemigos, el medio de defensa pasivo que le queda es ocultarse o pasar desapercibido.
Así, adopta una forma y colorido similar al medio en que se encuentra, esto se llama mimetismo.
En las especies más evolucionadas la defensa es de forma activa: las gacelas huyen del león, el conejo del zorro y el recental de muflón del águila. La presa cuando es grande se enfrenta a su enemigo: la manada de lobos no siempre abate al ciervo.