Egipto

Egipto, república situada en el noreste de África, en Oriente Próximo. Limita al norte con el mar Mediterráneo, al este con Israel y el mar Rojo, al sur con Sudán y al oeste con Libia. El país tiene una longitud máxima de norte a sur de 1.085 km, y una anchura máxima, cerca de la frontera meridional, de unos 1.255 km. Cuenta con una superficie de 997.739 km². El Cairo es la capital y la ciudad más grande.

Fuentes de estudio de la cultura egipcia

En el siglo XIX conocíamos la historia egipcia gracias a las referencias de Antiguo Testamento y de los historiadores grecorromanos. Fue hasta comienzos del siglo pasado, cuándo los arqueólogos dieron a conocer grandes descubrimientos de pirámides y tumbas; y gracias a ellos debemos la base inicial del conocimiento de la cultura egipcia.

Generalidades de la historia egipcia

La historia de Egipto abarca un largo periodo que data del año 4000 a. C. en que, como ya habíamos mencionado en la unidad anterior, sus habitantes se organizaron en ciudades-estados o «nomos», independientes entre sí. Después los nomos se unificaron en dos reinos: el del Alto Egipto con capital en Tebas y el del Bajo Egipto con capital en Menfis.

En el año 3000 a. C. Menes, gobernante del Alto Egipto consiguió unificar a los dos reinos estableciendo un solo imperio, es decir, en un poder centralizado: el del faraón. Así la gente del Bajo y Alto Egipto tuvieron una cultura común: lengua, costumbres, religión.

El Antiguo Egipto se diferencian tres momentos de esplendor: Imperio antiguo, medio y moderno, separados entre sí por periodos intermedios en los que el país tiende a desunirse. Estos tres imperios (ocupan III y II milenio a.C.) se continúan en la llamada Baja Época (I milenio a. C.), hasta la incorporación de Egipto al mundo helenístico por obra de Alejandro Magno (333 a. C.).

Imperio antiguo

Menes fue el fundador de la I dinastía. Sus sucesores, así como los faraones de la II dinastía, se dedicaron a unificar el país. El Imperio antiguo abarcó seis dinastías, hasta 2 300 a. C. Durante este periodo, los faraones fortalecieron su política exterior en Nubia y Sinaí, lugares ricos en granito y cobre, respectivamente. La capital pasó a ser Menfis.

De los vestigios hasta ahora encontrados se sabe que el faraón Zoser, de la tercera dinastía, mandó a construir la gran pirámide escalonada de Sakkara, cerca de Menfis. Los faraones de la IV dinastía dejaron el grandioso conjunto de Gizeh, cerca del Caíro.

Destacan en este conjunto las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino, las mayores del arte egipcio. Después de este esplendor, los faraones de las siguientes dinastías no pudieron mantener la cohesión política, por lo que sobrevino un periodo de disgregación y los antiguos nomos volvieron a gozar autonomía.

Imperio medio

Comienza desde el final del tercer milenio a. C. hasta 1750 a. C. El instaurador de esta nueva etapa de esplendor fue un príncipe de Tebas, fundador de la dinastía XI. Unificó el país y extendió sus territorios; dicho periodo de expansión se continuó con la dinastía XII. Los invasores introdujeron el caballo, los carros de combate y las armas de bronce, dominando en poco tiempo el bajo Egipto. Los hebreos entraron en Egipto, en este mismo periodo, arrastrados por los hicsos.

Imperio nuevo

A mediados del segundo milenio (1580 a. C.), los príncipes tebanos Amenofis 1 y Tutmosis III, de la dinastía XVIII, vuelven a unificar el territorio egipcio tras anular el poderío hicso. Esta nueva etapa de unificación trajo consigo un florecimiento interior.

Con Ramsés II terminó la supremacía egipcia en el Medio Oriente, ya que sus sucesores no pudieron evitar el debilitamiento del poderío egipcio ante una nueva invasión de pueblos indoeuropeos.

Los pueblos del mar

Al finalizar el II milenio a. C., grandes oleadas de pueblos procedentes del centro de Europa avanzaron hacia el sur a través de las orillas del Mar Negro y por el rumbo del Cáucaso. Portadores de armas de hierro, poco a poco lograron asentarse en las costas mediterráneas y en las regiones al norte de Mesopotamia. La llegada de estos pueblos produjo la desaparición del imperio hitita, mientras que el egipcio se debilitó completamente. Fenicios y hebreos consiguieron crear entonces estados importantes.