El creativo profesional
La Creatividad Básica nos permite distinguir dos aspectos importantes, llegados a este punto.
El primero de ellos es concebir la creatividad a partir de su estructura operativa, es decir, al considerarla una capacidad característica de todas las personas, ordenada y previsible (hasta cierto punto), que les permite poner en marcha una serie de experiencias previas y nuevas en la solución de conflictos. Aspecto que es cien por ciento aplicable al ámbito del diseño.
El segundo, el cual trataremos más adelante, es distinguir cuál es la verdadera función del diseñador gráfico dentro de la sociedad de hoy, tras una larga evolución que nos esclarece que el diseño es una herramienta de comunicación más que una intención inspiradora, no siempre creativa, y que nos permite insertar la dimensión de la profesión en el ámbito de las necesidades actuales.
A partir de la teoría de la generatividad, el creativo profesional debe ser capaz de fomentar la preservación de ideas nuevas y motivar a su equipo de trabajo tanto prestar atención a lo que comúnmente llamamos ocurrencias como a ampliar su área de conocimiento, con el objeto de encontrar nuevas aplicaciones, siempre útiles en el campo del diseño, por ser la materia que nos ocupa.
De igual forma, el profesional que se considere a sí mismo creativo, debe ser capaz de gestionar los recursos, los entornos y los equipos de trabajo para estimular una mayor expresión creativa, en tanto que los procesos generadores son universales y en aras de una productividad cada vez más conveniente y rentable. La cual se pone de manifiesto en las propuestas realizadas.
Finalmente, el creativo profesional debe ser un receptor abierto a la realimentación y al reconocimiento tanto de sí mismo como del resto de las personas, procurando así una mayor generación de ideas nuevas.
Fuente: Apuntes de Creatividad Aplicada al Diseño de la Universidad de Londres