El reportaje
Tiene mayor libertad expositiva que la noticia, pero condicionado a su obligación de informar. El gran reportaje debe ser de alto vuelo literario; los protagonistas son los hechos, sus antecedentes y consecuencias. No son del autor, es más importante el contenido que quién lo escribió. Se detectan con un «buen ojo clínico«.
Con narrativa descendente, comienzo atractivo, desarrollo interesante y final concreto. Se refleja el mundo externo, aunque puede reflejar el interno – el inconsciente-, para lo cual hay que darle tono informativo a las vivencias.
Su propósito debe ser el de informar con detalle y con amplitud. Se impone en el reportaje estándar: la pirámide invertida, titulación atractiva. Con un guión de investigación científico, observación, reflexión y objetividad.
Fuente: Apuntes de Mercadotecnia y Publicidad de la Universidad de Londres