Electroestática
Uno de los primeros efectos eléctricos conocidos fue el de la corriente estática. Si se frota una barra de ebonita contra un trapo ésta queda cargada, ya que se produce un paso de carga de uno al otro, con lo que se atraen mutuamente. Asimismo, si se aproximan dos barras de ebonita frotadas de igual forma con un trapo se observa que éstas se repelen, lo que nos hace concluir que las cargas de igual signo se repelen, mientras que las de distinto signo se atraen.
Por convenio se ha establecido llamarlas carga positiva y negativa, y asignar a la positiva la que corresponde a la barra de ebonita.
La introducción electrostática se presenta por influencia de un cuerpo cargado sobre otro que en conjunto es neutro. Las cargas de uno atraen a las cargas de signo opuesto de la sustancia neutra haciendo que ésta se polarice. Para determinar cargas pequeñas se emplea un instrumento llamado electroscopio.
Cuando se pone en contacto la substancia cargada con dicho instrumento las placas metálicas de su interior adquieren cargas parecidas, motivo por el cual se repelen, separándose mutuamente.
El fenómeno de la inducción electrostática tiene importancia en un dispositivo tan común como el pararrayos.
El proceso de la descarga del rayo verifica del modo siguiente.
Cuando las nubes (cargadas negativamente) pasan por encima de un edificio, introducen en el tejado de cargas positivas. En esta situación existe el peligro de que se produzca una descarga (rayo) entre la nube y el edificio.
Sin embargo, si el edificio dispone de pararrayos la carga positiva inducida en su techo se concentra con densidad muy alta en la barra metálica que lo compone.
De este modo, si se llega a producir la descarga, esta pasaré a través del pararrayos y será conducida por el cable que lo une a tierra sin dañar el edificio.