Embriología animal
El huevo o cigoto de los animales consta de dos partes: el citoplasma, que originará el embrión, y el vitelo nutritivo, que puede variar en cantidad y distribución para dar lugar a cuatro tipos fundamentales de huevos. Los huevos isolecitos tienen escaso vitelo y uniformemente distribuido, mientras que los huevos heterolecitos tienen bastante vitelo y distribuido de forma desigual, acumulándose en el llamado polo vegetal del huevo (el polo opuesto recibe el nombre de polo animal).
En los huevos telolecitos el vitelo, abundante, ocupa casi todo el huevo, quedando el polo animal reducido a un pequeño casquete, mientras que los huevos centrolecitos tienen el vitelo distribuido centralmente, rodeando al verdadero citoplasma que ocupa el centro del huevo.
La segmentación se inicia con la división del cigoto por sucesivas mitosis en células llamadas blastómeros, formando una masa esférica o mórula que evoluciona al estado de blástula integrado por un blastodermo que rodea un espacio interior o blastocele.
En los huevos telolecitos, la segmentación es parcial y discoidal, de modo que sólo se segmenta el polo animal, mientras que en los centrolecitos es superficial y no se forma cavidad interna.
La gastrulación determina el diseño básico del adulto y se inicia con la invaginación de la blástula, acompañada de una reducción del blastocele y continúa con la formación de las hojas embrionarias que constituirán las primeras áreas diferenciadas del embrión y originarán los órganos y tejidos concretos del adulto.
Así como en los celenterados la gastrulación no pasa de la formación de dos hojas embrionarias, el ectodermo y el endodermo, en el resto de los animales se forma, además, una tercera capa entre las dos anteriores, el mesodermo, en el seno del cual aparece una cavidad que recibe el nombre de celoma.
La diferenciación del embrión se inicia después de la gastrulación y constituye la organogénesis o formación de los diversos órganos a partir de las hojas embrionarias. Del ectodermo derivará la epidermis (y los demás órganos anejos) y el sistema nervioso central. Del endodermo, el tubo digestivo y diversos revestimientos internos.
Del mesodermo, el tejido conjuntivo, el sistema muscular, las gónadas, los aparatos circulatorio y excretor y el esqueleto de los cordados.