Escisión revolucionaria
El conflicto ocurrió al haber Carranza excluido de los tratados de Teoloyucan a Zapata y Villa. Ambos caudillos se negaron a reconocer a Carranza como presidente interino. Pretendiendo resolver los conflictos, se llevó a cabo la Convención de Aguascalientes y las diferencias se agravaron. Carranza fue reconocido como máximo Jefe de la Revolución, por la facción del norte encabezada por Obregón y González; por su parte, Villa y Zapata no lo aceptaron y nombraron como presidente interino a Eulalio Gutiérrez.
Carranza se instaló en Veracruz asumiendo el Gobierno; por su parte, en la Ciudad de México se reunieron Villa y Zapata. El primero deseaba que combatieran juntos a Carranza, pero Zapata deseaba dar un margen de tiempo en tanto se pudiera constatar si la tierra regresaba a los campesinos.
Villa abiertamente se levantó en armas contra Carranza y fue enfrentado por Obregón, quien hábilmente lo hizo dejar la lucha de guerrillas para pelear ejército; contra ejército, esto permitió que Obregón venciera a Villa y acabara prácticamente con sus tropas.
Carranza convocó al Congreso para que se revisara la Constitución de 1857. Se incorporaron los principios de justicia obrera en el artículo 123. El artículo 27 garantizaba mayor justicia agraria. Jurada la Constitución, el 5 de febrero de 1917, Carranza fue electo presidente.
Los zapatistas esperaban inútilmente que la Constitución entrara realmente en vigor y se les restituyeran las tierras. Al no ocurrir esto, nuevamente se levantaron en armas. Para hacerles frente Carranza envió al general Pablo González, quien cometió incalificables atropellos en Cuernavaca, sin que pudiera apresar a Zapata.
Para lograrlo, urdió una traición enviando a Guajardo a ejecutarla. Éste logró que Zapata creyera que deseaba unirse a su causa, y que aceptara entrevistarse con él en Chinameca, hacienda a la que llegó el 10 de abril de 1919, donde se le asesinó.