Estrategias gubernamentales de atención, apoyos y estímulos a la micro, pequeña y mediana empresa
Las micro, pequeñas y medianas empresas deben ser consideradas comunidades productivas perfectamente capaces de participar como agentes dinámicos del cambio estructural y como protagonistas del proceso de modernización de la economía.
Cuando la realidad que prevalece, como en el caso de México, es la de una decisión política de incorporar al país como participante activo del proceso de globalización de la economía mundial, lo verdaderamente relevante y prioritario de una acción de fomento es el impulso de la iniciativa empresarial; el respaldo ya no de la empresa como tal, sino de la acción emprendedora, de la verdadera iniciativa empresarial.
En una auténtica política de desarrollo empresarial debe desaparecer todo indicio de paternalismo estatal.
Las micro, pequeñas y medianas empresas no son prioritarias por el hecho de ser micro, pequeñas o medianas, lo verdaderamente relevante de una acción de fomento en este caso es asegurar que ahí donde un hombre de empresa esté decidido a poner en acción y riesgo su patrimonio, su esfuerzo, su prestigio y su talento para lograr participar en la actividad económica sin mayor protección que su propia capacidad de competencia, el respaldo técnico y financiero esté oportunamente disponible, ya no con preferencias distorcionantes, pero, desde luego sí en términos competitivos.
En una política de desarrollo empresarial, el objetivo de la acción de fomento debiera ser únicamente el de igualar oportunidades.
Para lograr que las micro, pequeñas y medianas empresas alcancen elevados niveles de eficiencia y competitividad, que sean autofinanciables y tengan un efecto multiplicador del ingreso nacional, se requiere que se les apoye con adecuados recursos financieros, tecnológicos, administrativos y fiscales que incrementen sus márgenes de operación.
Fuente: Apuntes de Administración de Pymes de la FCA de la UNAM