Etapas de la prehistoria

La división propuesta a partir de estos estudios abarca tres etapas: el Paleolítico (es decir «la piedra vieja»), con tres periodos llamados inferior, medio y superior; el Mesolítico (o etapa intermedia); el Neolítico («la piedra nueva»). Las etapas prehistóricas en los distintos ámbitos geográficos no siempre tienen correspondencia en el tiempo, ya que el avance hacia un desarrollo cultural, en algunos lugares fue en épocas más tempranas.

Por ejemplo, mientras en Europa, Asia y África ya existían culturas totalmente desarrolladas, en América apenas se iniciaba el desarrollo.

– El paleolítico: Es la etapa más larga de la prehistoria. Se remonta en la antigüedad hasta los primeros instrumentos de piedra, sin embargo, los prehistoriadores no saben qué antigüedad asignar a los remotos instrumentos. Se divide en tres periodos:

– Paleolítico inferior: Comprende las primeras manifestaciones de la cultura lítica o del trabajo en piedra, hasta unos 1 00 mil años a. C. Aquí aparecen restos de instrumentos, como las hachas de mano obtenidas por percusión (golpe) de una piedra con otra, navajas u otras.

El hombre de neanderthal fue la especie dominante. Vivían en hordas de 30 a 50 individuos. Subsistian de la caza y la recolección. Se inició hace 150,000 años aproximadamente.

– Paleolítico superior: Comienza hace unos 50,000 años y coincide con la aparición del Homo sapiens. Los grupos neanderthales comienzan a extinguirse; el hombre de Cro-Magnon lo sustituye y puebla toda la tierra. Se fabrican hachas, puntas, raspadores, hojas, buriles (cuchillas) y otros artefactos para distintos usos.

Se diversifica el empleo del hueso, el cuerno y el marfil para instrumentos y armas. Aparecen por primera vez instrumentos de música.

Surge por primera vez el arte y empieza a cobrar gran importancia. Se ha dividido en «mobiliar» y el «rupestre», en ambos se trata de representaciones de animales útiles al ser humano, así como de figuras humanas.

– El mesolítico: Periodo inmediato a la glaciación Würm; se presenta un gran cambio en la flora y la fauna, que permite el tránsito de la etapa de la caza y recolección a la del pastoreo y la agricultura. Aparece un nuevo tipo de entierro. Se considera la fase de tránsito entre el Paleolítico, que acaba entre los 10 y 8 mil a.C. y la gran revolución Neolítica.

– El Neolítico: Significa «piedra nueva», indicando que pasa de la piedra tallada a la pulida, se trata de una etapa en la que el ser humano adquiere características culturales nuevas, que implican una modificación en su forma de vida. Los rasgos más característicos de dicho periodo son: el desarrollo de la cerámica; el descubrimiento de la agricultura; la domesticación de animales; el surgimiento de la cestería, trabajos de tejidos; y el conocimiento y uso de los metales.

La agricultura y la domesticación de animales fueron los elementos claves que propiciaron la apertura a la etapa neolítica, es decir, el paso del nomadismo al sedentarismo. La seguridad de contar con reservas de alimentos fijó a los grupos humanos en los lugares más favorables a las actividades agrícolas o ganaderas.

La aldea fue el primer paso para la revolución urbana, la cual se origina por el crecimiento de la población. Lo anterior, propició el surgimiento de nuevas necesidades, como las de protección y las de culto religioso. Aparecen nuevas castas militares y sacerdotales, al lado de los agricultores, alfareros, pastores y otros.

La agricultura se inició independientemente en diversas regiones. No tenemos muchas fuentes que nos informen del pensamiento religioso de los seres humanos del Neolítico, las prácticas funerarias y restos arqueológicos nos hablan de una religión en proceso de complejidad.

– Edad del bronce y el hierro: El periodo en que se produce la difusión de la metalurgia del bronce, posterior a la del cobre (calcolítico), ha recibido el nombre de edad del bronce, en tanto que la etapa durante la cual el hierro reemplazó a aquél como material de fabricación de instrumentos y armas es denominada edad del hierro. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo, hacia el siglo XIII a.C. En lo que respecta al caso europeo, la edad del hierro transcurrió desde el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) hasta la expansión de la República y el Imperio romanos (27 a.C.-68 d.C.).