Fases de la respuesta sexual masculina
En términos generales, puede afirmarse que la respuesta sexual del hombre es menos compleja y presenta menos variaciones que la de la mujer. Fase de excitación. La primera respuesta que emite el varón ante un estímulo físico o psíquico que desencadene una excitación sexual es la erección del pene que corresponde a la lubricación vaginal en la mujer.
Suele presentarse a los pocos segundos y, por lo general, durará hasta el final de la actividad sexual.
Aunque, en ocasiones, es posible que desaparezca en función de diversos factores como son el cese de la estimulación, la irrupción de algún elemento extraño que le distraiga, o simplemente el hecho de recordar algo desagradable.
La disminución o pérdida de la erección en esta fase no tiene por que suponer un fracaso en la respuesta, ya que una estimulación eficaz permitirá recuperarla fácilmente.
En esta fase de excitación, la piel del escroto experimenta unos cambios que consisten en el engrosamiento y la desaparición de sus pliegues característicos. Los testículos, por su parte, inician un proceso de elevación hacia el perineo que se completará en la fase siguiente.
Dicha elevación es debida al acortamiento del cordón espermático que se produce al contraerse de forma involuntaria el músculo cremáster que lo envuelve. La duración de esta fase es variable. Si la excitación progresa rápidamente, se pasará muy pronto a la fase de meseta, por el contrario, si la excitación se mantiene a unos niveles no muy altos, podrá prolongarse durante unos minutos.
Fase de meseta. Durante la fase de meseta, la excitación se intensifica para dar paso al orgasmo. El pene completa su engrosamiento, especialmente en la corona del glande, que aumenta su circunferencia; en algunos hombres, la corona del glande puede experimentar un cambio de color hacia el rojo púrpura debido a la congestión de los vasos sanguíneos superficiales.
Interesa destacar que, en esta fase, a veces se emiten 2 ó 3 gotas procedentes de las glándulas de Cowper que, examinadas al microscopio, se ha visto que pueden contener espermatozoides vivos y, por tanto, capaces de fecundar. Los testículos se elevan del todo y aumentan de tamaño, lo cual indica que la eyaculación se aproxima.
La fase de meseta puede ser corta o larga en función de la técnica y el control de cada hombre. Los hay, especialmente entre los más jóvenes, que no son capaces de soportar niveles demasiado elevados de tensión sexual y les viene el orgasmo al poco rato. Hay que tener presente que la mujer suele ser más lenta en su proceso de excitación y que para ella la brevedad en la fase de meseta puede suponer el fracaso de la relación sexual.
Fase de orgasmo. Cuando la tensión del pene llega a su punto máximo sobreviene la eyaculación. Ésta se produce por efecto de las contracciones regulares que tienen lugar en el esfínter de la uretra y en los músculos isquiocavernoso, bulboesponjoso y transversos del perineo y que, al propagarse a lo largo de toda la uretra, expulsan el semen al exterior. Dichas contracciones se desarrollan a intervalos de 0,8 segundos y, después de las 3 ó 4 primeras, disminuyen de frecuencia e intensidad.
Inmediatamente antes de la expulsión del semen, aparecen unas contracciones en los testículos, próstata y vesículas seminales que algunos hombres son capaces de controlar, a fin de retrasar el orgasmo y prolongar así el placer sexual.
Fase de resolución. Se produce la detumescencia o pérdida de erección del pene que suele darse en dos etapas: en la primera se reduce un 50% del tamaño que tenia en erección completa y su duración depende del control ejercido por el hombre en las fases anteriores; si la fase de excitación y la de meseta se han intentado alargar voluntariamente, esta fase durará más tiempo.
La segunda etapa de la fase de resolución se prolonga más o menos en función de las circunstancias ambientales, especialmente de la persistencia o no de la estimulación erótica. Los testículos vuelven a su tamaño y posición habituales. Interesa destacar que el hombre, a diferencia de la mujer tiene que aguardar un período «refractario» hasta poder ser estimulado de nuevo.
Respuesta extragenital. El organismo responde como un todo a la estimulación sexual, de ahí que los cambios no se limiten a los órganos genitales. Los pezones pueden presentar una pequeña erección y tampoco es extraño observar un enrojecimiento generalizado de la piel. El incremento del tono muscular ocasiona, a veces, contracciones rectales involuntarias en el momento del orgasmo.
El ritmo cardiaco, así como la presión sanguínea, inician un aumento que progresa desde la fase de excitación hasta el orgasmo. Asimismo, al final de la fase de meseta aparece un incremento en el ritmo respiratorio que alcanza su punto máximo durante la fase orgásmica.