Giotto
Pintor y arquitecto italiano nacido en 1266 y 1276, en la aldea de Vespignano, vecina de Florencia. De él se cuenta que siendo un pastorcillo de ovejas, mientras cuidaba el rebaño trazaba con carboncillo círculos en las piedras cuando fue visto por el pintor Cimabue, quien lo llevó consigo para educarlo, pues nunca había visto a nadie capaz de trazar un círculo sin ayuda de instrumentos.
Como fuere, cabe pensar que Giotto tuvo una sólida formación artística tanto por el reconocimiento que le brindaron sus contemporáneos (Dante, Petrarca y Bocaccio lo mencionan con admiración) cuanto por la excelencia de sus obras, entre las que destacan la torre del campanario (il Campanille) de la catedral de Florencia, o por la impresinante calidad de los frescos sobre la vida de Cristo en la capilla Scrovegni o de la Arena en Padua.
Sus escenas se alejan de la rígida estilización medieval para presentar la figura humana con formas amplias y redondeadas, que parecen basarse más en modelos que en arquetipos idealizados.
Se opuso a los colores vivos y brillantes y a las líneas largas y elegantes propias del estilo bizantino y prefirió trabajar con una representación más serena y realista.
Se centra en lo humano y en lo real más que en lo divino y lo ideal, planteamiento revolucionario en una época dominada por la religión.
Los escenarios (tanto en esta serie como en las demás obras) son fondos poco profundos, como cajas arquitectónicas, un poco más abiertos que los fondos totalmente planos de las pinturas bizantina y gótica pero sin llegar todavía al pleno desarrollo de la perspectiva que se lleva a cabo en la pintura renacentista posterior.
Se le considera renovador de la pintura italiana, ya que se apartó de los modelos bizantinos y añadió vitalidad, volumen y una incipiente perspectiva a sus obras, dotándolas de un realismo que maravilló a sus contemporáneos.
Murió en Florencia en 1337.