Gobiernos de la revolución
Los gobiernos de la revolución entre el periodo de 1917 a 1924, Con el nombre de gobiernos de la revolución se designó a los gobiernos surgidos del movimiento armado de 1910, cuyo fin primordial fue consolidar el Estado mexicano de acuerdo a los preceptos establecidos en la Constitución de 1917. Estos gobiernos tienen como característica fundamental estar dirigidos por caudillos: personajes que habían participado en la revolución y que eran capaces de aglutinar a muchas personas y grupos en torno a ellos.
En este periodo de la historia de México se ubican los gobiernos de Venustiano Carranza, Adolfo de la Huerta y Álvaro Obregón.
El gobierno de Venustiano Carranza fue en el año de 1917 a 1920, toma posesión como presidente de la República el 1o. de mayo de 1917; tiene grandes dificultades para cumplir lo estipulado en los artículos 27 y 123 de la Constitución de 1917.
El primero, referido a la propiedad de la tierra trajo consigo el problema de afectación de intereses extranjeros, sobre todo en los ámbitos minero, agrícola y petrolero; y continuas luchas agrarias. El segundo, referente al trabajo, provocó innumerables huelgas.
La Comisión Nacional Agraria y la Secretaría de Agricultura y Fomento, dedicadas al estudio del reparto agrario y a la restitución de tierras. En este periodo también nace la Confederación Regional de Trabajadores Mexicanos (CROM). La Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo organiza las Cámaras de comerciantes e industriales.
El gobierno carrancista se distinguió por su política nacionalista y latinoamericanista, buscando con ello el reconocimiento de los valores y costumbres propios y de los pueblos hermanos, en la búsqueda de una identidad que resultaba distinta a la anglosajona.
En política interna, el gobierno se enfrenta a un país convulsionado: los años del gobernar un país donde proliferan los jefes regionales, los caciques que controlan férreamente las regiones que dominan. Así:
– En el territorio Norte de Baja California domina Esteban Cantú.
– En Sonora, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta.
– En Chihuahua y Durango, Francisco Villa.
– En San Luis Potosí, los hermanos Cedillo.
– En Coahuila, Eulalio y Luis Gutiérrez.
En Jalisco, enfrentamientos político-religiosos entre el gobernador Manuel M. Diéguez y el obispo Orozco y Jiménez, que presagian ya el conflicto religioso llamado la rebelión cristera.
En Michoacán, se agudiza el problema de las gavillas: el hambre, el desempleo, la carestía provocan la formación de estos grupos integrados por excombatientes revolucionarios que, aglutinados en torno a un jefecaudillo, asaltan a pequeñas poblaciones indefensas.
En la Huasteca veracruzana y tamaulipeca, las tropas rebeldes de Higinio Aguilar y Manuel Peláez impiden el paso a los campos petroleros.
En Oaxaca, Félix Díaz intenta –sin éxito– controlar la región. Aquí también surgen grupos «soberanistas» que buscan la declaración de este Estado como territorio libre.
En Yucatán, el gobierno de Salvador Alvarado, de corte socialista, ha intentado cambiar el sistema de producción del henequén en beneficio de toda la población yucateca y no sólo de la casta divina como se conocía al grupo terrateniente, dueño de grandes extensiones de tierra en esta región.
En el centro del país es donde se siente el dominio del gobierno federal, pero no dejan de existir fuerzas rebeldes entre las que destaca Emiliano Zapata movimiento armado han dejado a México al borde de la desintegración: es difícil que domina el estado de Morelos y parte de Puebla, Guerrero, Tlaxcala, Distrito Federal y Estado de México.
Éste es un movimiento restringido, con un sistema de guerrillas. A la muerte de Zapata, en abril de 1919, el movimiento zapatista queda al mando de Genovevo de la O. y Gildardo Magaña, aunque disminuye su esfera de influencia.
En 1921 México había perdido un millón de habitantes con respecto a lo establecido en el censo de 1910. Esta reducción no sólo era consecuencia de la Revolución sino, principalmente, de la epidemia mundial de influenza en 1918, así como de otras epidemias regionales propiciadas por el mismo movimiento revolucionario: la emigración del campo a la ciudad y las escasas condiciones de higiene.
También se redujo la población por una creciente emigración a los Estados Unidos que, durante la Primera Guerra Mundial, demandó mano de obra preferentemente agrícola: los famosos «braceros» empiezan a cruzar la frontera y no regresarán has-ta que la gran depresión de los Estados Unidos en 1929 provoque crisis y desempleo recurrentes.
En política hacendaria, el gobierno carrancista se dedica a la revisión de las operaciones bancarias y a la regulación monetaria. En esta época, México cuenta con varios periódicos: El Excelsior, de corte conservador moderado; El Universal, de tendencia civilista; El Heraldo de México fundado por Salvador Alvarado y El Demócrata, del gobierno en función.
Adolfo de la Huerta, se lanza con el Plan de Agua Prieta donde desconoce a Carranza como presidente. Esta rebelión prende en la mayoría del país. Carranza decide retirarse de la capital y formar su gobierno en Veracruz. En el trayecto, en un lugar llamado Tlaxcalantongo, Puebla, es traicionado por Rodolfo Herrero y asesinado el 21 de mayo de 1920.
El Congreso nombra presidente interino a Adolfo de la Huerta, jefe de la rebelión de Agua Prieta y exgobernador de Sonora. Éste gobierna del 12 de junio al 30 de noviembre de 1920. Su gobierno:
Logra la pacificación del país, calmando a los grupos rebeldes como el zapatista, que se incorpora al grupo obregonista. Logra, también, la pacificación de Pancho Villa que se retira de la vida política; la rendición de Pablo González y Félix Díaz. Disminuye el problema de las gavillas. Su política resulta conciliadora.
Convoca a elecciones en las que resulta triunfador Álvaro Obregón. Este último no se apoya en ningún partido, la contienda de los partidos políticos se da para lograr la mayor cantidad de curules en las Cámaras.