Ignacio Ramírez
Periodista, maestro ,escritor, poeta, jurista, político y humanista mexicano, nacido en San Miguel de Allende, Guanajuato, realizó sus primeros estudios en la ciudad de Querétaro y posteriormente se trasladó a la ciudad de México, en cuya Escuela de Jurisprudencia recibiría su título de abogado. Formó parte de la Academia de Letrán; su discurso de ingreso en 1837.
Siendo muy joven, es histórico, ya que pronunció una frase que provocaría gran revuelo: ‘Dios no existe, las cosas de la naturaleza se sostienen por sí mismas’.
En 1845 fue uno de los fundadores del periódico Don Simplicio, donde firmaba con el seudónimo de El nigromante.
En 1846, restablecida la república federal, Ramírez ocupó la cartera de Guerra y Hacienda en el Estado de México. En 1847 se casó con soledad Mateos, con quien tendría cinco hijos. Con la ocupación norteamericana volvió al ejercicio de su profesión y a la cátedra de bellas artes y literatura; permaneció en Toluca hasta 1851.
Retirado de sus cátedras por los conservadores, aceptó irse a Sinaloa. Tras muchas vicisitudes, fue diputado al Congreso Constituyente de 1856-1857.
Ignacio Comonfort disolvió al Congreso y encarceló a Ramírez; fugitivo, fue capturado por las tropas del general Tomás Mejía y remitido a la cárcel. Libre en 1858, fue a Veracruz para reunirse con Benito Juárez, a quien apoyó en la guerra de Reforma.
En 1861, reinstalado el gobierno juarista en la Ciudad de México, Ramírez fue ministro de Justicia e Instrucción Pública, y de Fomento, aplicó las leyes de Reforma, suprimió la Universidad y el Colegio de Abogados y fundó la Biblioteca Nacional, fue a Sinaloa y luego a Sonora.
En 1867, al triunfo republicano, colaboró con Ignacio M. Altamirano en el periódico El Correo de México, que censuraba las relecciones de Juárez.
Contra la voluntad de éste, fue nombrado magistrado de la Suprema Corte, cargo que mantuvo 12 años. En 1877 ocupó un puesto en el gabinete de Porfirio Díaz, pero lo dejó para reintegrarse a la Suprema Corte. Murió el 15 de junio de 1879.