Implantación del mensaje
A partir de la década de los noventa, las comunicaciones de corte comercial de los anunciantes han tomado una posición protagónica para las funciones de mercadotecnia, en tanto que los medios se han fragmentado y los presupuestos se han reducido cada vez más, en aras de una mayor rentabilidad.
De igual forma, el cliente se ha convertido en un actor cuya sagacidad lo lleva a cuestionar el contenido y el resultado de cada estrategia de comunicación. De ahí la importancia –también– de un mayor acercamiento a no sólo a las necesidades sino a las formas de pensamiento de los distintos consumidores.
Hoy día, una buena implantación del mensaje, en términos de mercadotecnia, da inicio con un buen diseño de los productos, lo cual implica no sólo el desarrollo de una gran estrategia creativa y de diseño sino el respaldo operativo de toda la empresa, en función de que el cliente adquiera lo que verdaderamente se le está prometiendo en un anuncio.
Por ello mismo, ahora más que nunca, es necesario desarrollar un sola voz que integre, distinga y potencialice la labor de una organización. Necesidad que ha derivado en nuevas áreas de crecimiento para los profesionales de la comunicación, la mercadotecnia y el diseño, como lo son la comunicación organizacional, la identidad corporativa y la mercadotecnia en punto de venta, que muchas veces anteceden las necesidades reales del cliente a las necesidades lucrativas de la empresa.
Áreas que con un enfoque organizacional apropiado pueden llegar a ser muy productivas.
¿Qué es un buen anuncio?
En primera instancia, un buen anuncio debe atrapar a los clientes y no dejarlos ir, aludiendo a sus necesidades reales, planteando contextos y problemáticas conocidas, cuya solución pueda encausarse a partir de la adquisición del producto en caso. Un buen anuncio debe apelar a sus emociones y convencerlos de que lo que se ofrece es algo que no pueden dejar ir.
A simple vista, la elaboración de un anuncio y la implantación del mensaje resultaría muy sencilla, pero detrás de ella existe no sólo un esfuerzo creativo sino un trabajo de investigación acerca del cliente, cuya característica única con todos las personas de este mundo es la de ser una persona voluble. Caprichosa, cambiante.
Por eso mismo, se dice que hay magia en un buen anuncio, más aún, en un gran anuncio. Los hacedores de anuncios concuerdan que para elaborar un buen anuncio, este debe contener de preferencia las siguientes nueve características. Un buen anuncio debe ser dinámico, sensible y de buen gusto (falto de arrogancia); debe vibrar y ser emocionante (no aburrido); debe tener relevancia, impactar, resaltar (sin llegar a ser odioso) y debe ser algo atesorable para el cliente.
Características que no siempre son fáciles de conseguir en una propuesta creativa. Más ello no es una tarea imposible.
Fuente: Apuntes de Creatividad Aplicada al Diseño de la Universidad de Londres