Introducción al Diseño Arquitectónico de la Interfaz Humano-Computador
Una interfaz (también llamada “interfase”), es la frontera entre el usuario y la aplicación del sistema de cómputo (el punto donde la computadora y el individuo interactúan). Sus características influyen en la eficiencia del usuario, al igual que en la frecuencia de errores cuando se introducen datos o instrucciones.
La interfaz diseñada debe cumplir con los siguientes objetivos:
– Decir al sistema las acciones a realizar;
– Facilitar el uso del sistema y evitar los errores del usuario.
– Las características de la interfaz en los sistemas en línea (ya se había explicado este término en el tema 2.1.2) incluyen los dispositivos utilizados para introducir y recibir datos (teclado, ratón, pluma óptica, pantalla sensible al tacto, voz, etc);
– el diálogo (mensajes, pasajes, inducciones, respuestas) que incita y guía a los usuarios;
– y los métodos y patrones que se siguen al mostrar la información.
En un sistema en línea, es muy importante la manera en que se organiza la información para ser mostrada ya que los usuarios también reaccionan ante esto.
Normalmente, la forma en que se estructura el área física de un monitor, así como los métodos particulares para destacar y señalar datos, mejoran la lectura de la información mostrada.
La calidad de la interfaz determina, entre otras cosas:
– si el usuario acepta o no el sistema;
– si los diseñadores del sistema son elogiados o reprobados;
– y si un sistema tiene éxito o fracasa en el mercado o la empresa.
En lo anterior está implícita la importancia del diseño arquitectónico de toda interfaz. Al diseñar la interfaz de un sistema o aplicación, se debe tener en cuenta el deseo del usuario de enfrentarse a algo fácil, pero a la vez poderoso.
Existen modelos diferentes para el desarrollo de interfaces:
Modelo de diseño. Consiste en representar el software de acuerdo a los datos, arquitectura, interfaz y procedimiento (especificación de requisitos).
Modelo de Usuario: Representa el perfil del usuario final (edad, cultura, etnia, educación, etc.).
Estos modelos permiten al diseñador de interfaces satisfacer un elemento clave del principio más importante del diseño de interfaces de usuario: conocer al usuario y conocer las tareas que se automatizarán.
Existen tres tipos de usuario: principiantes, esporádicos y frecuentes.
La percepción del sistema (modelo de usuario): es la idea que tienen los usuarios sobre la posible interfaz del sistema.
La imagen del sistema es un modelo que intenta mezclar lo que es la estructura del sistema con analogías de la vida real.
Por otro lado, el diseño visual está involucrado en la selección cuidadosa de elementos formales que sobresalgan en el diseño. Las soluciones “elegantes”, generalmente las más simples, revelan un entendimiento íntimo del problema y que su esencia ha sido comprendida y representada. La simplicidad juega un papel central en los diseños “a tiempo”, por esto las soluciones que resuelven problemas de forma clara y económica traen consigo beneficios como: accesibilidad, reconocimiento, rapidez de percepción y uso continuo.
Aunque los aspectos que determinan el diseño de interfases gráficas de usuario son múltiples, los podemos agrupar en tres grandes grupos:
Interacción general: sobre la consistencia de comandos, protección del sistema y facilidades de ayuda y asistencia. Las directrices de diseño para una interacción general son:
– ser consistente;
– ofrecer una realimentación significativa;
– verificar cualquier acción destructiva no trivial, permitir una vuelta atrás fácil en la ejecución de la mayoría de las acciones;
– reducir la cantidad de información que debe ser memorizada entre acciones;
– buscar la eficiencia en el diálogo, el movimiento y el pensamiento; – perdonar los errores;
– categorizar las actividades en base a su función y organizar la geografía de la pantalla convenientemente;
– proporcionar facilidades de ayuda sensibles al contexto;
– utilizar verbos de acción simples o frases verbales cortas para nombrar las ordenes.
Visualización de información: cómo el sistema presenta resultados intermedios o finales al usuario, o en su defecto alguna situación que requiera su intervención. Sus directrices son:
– Mostrar sólo aquella información que sea relevante en el contexto actual;
– no abrumar al usuario con datos, utilizar un formato de presentación que permita una asimilación rápida de la información;
– utilizar etiquetas consistentes, abreviaciones estándar y colores predecibles;
– permitir al usuario mantener el contexto visual;
– producir mensajes de error significativos;
– utilizar mayúsculas y minúsculas, tabulaciones y agrupaciones de texto para ayudar a la comprensión;
– utilizar ventanas (si están disponibles) para modularizar los diferentes tipos de información;
– utilizar representaciones analógicas para mostrar la información que es más fácil de asimilar bajo este tipo de representación;
– considerar la geografía disponible en la pantalla y utilizarla eficientemente
Entrada de datos: cómo el usuario se comunica con el sistema para proporcionar datos y establecer las condiciones de funcionamiento del sistema.
Las directrices generales para el diseño de la entrada de datos son:
– minimizar el número de acciones de entrada de datos que debe realizar el usuario;
– mantener la consistencia entre la información visualizada y los datos de entrada; permitir al usuario personalizar la entrada de datos;
– la interacción también debe ser flexible y estar ajustada al modelo de entrada preferido por el usuario;
– desactivar ordenes que sean inapropiadas en el contexto actual;
– permitir al usuario controlar el flujo interactivo;
– proporcionar ayuda en todas las acciones de entrada de datos;
– eliminar las entradas innecesarias.
Las fases del proceso del desarrollo de interfaces de usuario son:
– Análisis de usuarios, tareas y entornos.
– Diseño de la interfaz.
– Implementación de la interfaz.
– Validación de la interfaz.
Se deben seguir las siguientes recomendaciones:
– establecer los objetivos e intenciones de cada tarea;
– hacer correspondencia entre cada objetivo con una secuencia de interacción;
– especificar la secuencia de acciones de tareas y subtareas;
– indicar el estado del sistema;
– definir mecanismos de control;
– mostrar la forma en como los mecanismos de control afectan el estado del sistema;
– indicar la forma en que el usuario interpreta el estado del sistema a partir de la información presente en la interfaz.
A medida que el software evoluciona, también lo hace la interfaz del usuario (el aspecto y el comportamiento de una computadora desde el punto de vista de un humano).
En la actualidad, los usuarios emplean la mayoría de su tiempo en el trabajo con aplicaciones ya programadas, como los procesadores de texto, que simulan y aumentan las posibilidades de herramientas reales.
Fuente: Informática I de la facultad de contaduría y administración, UNAM.