José Gaspar Rodríguez de Francia
Político paraguayo nacido en Asunción el 6 de enero de 1766, como hijo de un militar brasileño y una mujer de la aristocracia local. En el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat en Córdoba, Argentina, estudió Filosofía y Teología. En su ciudad natal impartió clases en el Real Colegio y Seminario de San Carlos, y a partir de 1792 ejerció la abogacía. Tras la invasión napoleónica en España, se convirtió en uno de los impulsores de la independencia paraguaya y en 1811 presidió la Primera Junta de Gobierno del naciente país.
En 1813 formó un consulado junto con Fulgencio Yegros, en 1814 el Congreso le otorgó facultades como dictador por un periodo de cuatro años y en 1816 alcanzó el carácter de dictador perpetuo.
Durante su mandato protegió las fronteras para detener los intentos de anexión de Argentina y logró la autosuficiencia económica. Sin embargo, gobernó con mano dura, impidió el desarrollo democrático y sumió al país en un profundo aislamiento, puesto que la mayor parte de los gobiernos americanos se negaba a reconocer la independencia local.
Entre sus políticas más extremas está haber determinado que los extranjeros que ingresaran al país no pudieran salir, ante el riesgo de que fueran espías. Por tres años mantuvo arraigado al botánico suizo Aimé Bonpland.
Entre sus políticas represivas estuvieron el haber suspendido el servicio de correos, por considerar un peligro que las personas se comunicaran entre sí; ordenó el exterminio de todos los perros (callejeros y particulares) porque uno había ladrado a su paso.
Admirador de Robespierre y de Napoleón, solía vestirse como este último y vivía en una enorme fortaleza, el antiguo palacio de los gobernadores españoles de Asunción, donde se hacía servir por un centenar de criados.
La crónica de sus excesos se encuentra en la novela Yo el supremo (1974), de Augusto Roa Bastos. Sus críticos lo acusan de mantener a Paraguay en el atraso; sus defensores aseguran que fomentó la agricultura, la educación y las manufacturas locales, y que mantuvo la paz interior. Murió siendo dictador, en Asunción, el 20 de septiembre de 1840.