Juana de Arco
Heroína Francesa nacida en Domrémy, probablemente el ó de enero de 1412. Al parecer nunca aprendió a leer ni a escribir. Aseguraba que desde los 12 años veía ángeles y santos que le hablaban y que, a la postre, le revelaron su misión de salvar a Francia de los ingleses y borgoñeses. En 1428, guiada por las voces que escuchaba, Juana partió para unirse a las fuerzas del delfín Carlos.
Se dirigió a Vaucoulers, pero no la tomaron en serio, así que regresó a casa, donde las voces insistieron en que debía ir a cumplir con su misión.
En 1429, completamente convencida de lo que escuchaba, regresó a Vaucoulers, donde se ganó la confianza del capitán de la guarnición, quien la envió con vestimenta masculina acompañada de seis hombres de armas a cruzar territorio controlado por el enemigo durante once días hasta llegar a Chínon.
Allí fue recibida por el delfín y sometida a interrogatorio por las autoridades eclesiásticas que querían convencerse de que no fuera una hereje.
Juana afirmó que la prueba de su misión se vería en Orléans, cuya situación era tal que los eclesiásticos aconsejaron que se le dejara comprobar su dicho.
Le proporcionaron una armadura, un estandarte y un ejército al cual impuso reglas como la confesión obligatoria y la prohibición de jurar. Al mando de esa tropa logró levantar el cerco de Orléans y llevar a la coronación al delfín en Reims, además de obtener victorias como las de Jargeau, Mung-Sur—Loire, Beaugency y Patay.
Cayó prisionera por los borgoñeses en mayo de 1430, en el Sitio de Compiègne, y la entregaron a los ingleses. La sometieron a juicio bajo el cargo de herejía, fue declarada culpable y muerta en la hoguera en Ruán el 30 de mayo de 1431.