La decadencia del Porfiriato
A principios del siglo XX se empezó a manifestar un desgaste en la red del poder político del sistema del general Díaz. Dentro del gabinete surgieron graves disputas entre los bandos: científicos, encabezados por José Ives Limantour, y militares jóvenes, encabezados por Bernardo Reyes. Ante el evidente hecho de que Díaz y sus allegados envejecían, era indispensable plantear el problema referente al relevo en el poder.
Cada bando buscaba obtener más espacios de poder, con la finalidad de que cuando llegara el momento ocuparan la presidencia de la República y con ello la cima del sistema.
Díaz establece nuevamente la figura de vicepresidente y aumenta el periodo de gobierno de cuatro a seis años. Fue nombrado para ocupar el cargo de vicepresidente para la elecciones de 1904 Ramón Corral, lo cual significaba que el bando victorioso era el de los «científicos». Lo anterior produjo gran inconformidad en el bando militar, traduciéndose esto en inestabilidad política. Esta situación demostraba que Díaz había perdido la autoridad frente a los grupos de poder así como su capacidad conciliadora.
Las elecciones de 1910, Díaz aseguró que no volvería a lanzar su candidatura. Al ser conocido esto, se inició una efervescencia política en la que diversos sectores de la población comenzaron a integrar partidos políticos tendientes a participar en la contienda electoral y poder implantar sus respectivos idearios de mejoras socioeconómicas.
El de mayor fuerza era el Antirreleccionista y la figura más popular del mismo era Francisco I. Madero, perteneciente a una de las familias de ricos hacendados en Coahuila. Madero estaba profundamente imbuido en las ideas socialistas. Sus pensamientos los vertió en un libro que intituló De la sucesión presidencial.
Madero se convirtió en el líder que el pueblo estaba buscando, ya que admiraron su valor para criticar al gobierno.
En 1910, Díaz olvidó su promesa y lanzó nuevamente su candidatura a la presidencia. Para enfrentarlo con un auténtico contrincante, los partidos se unificaron en torno a la figura de Francisco I. Madero.
La campaña de Madero fue impresionante y abarcó prácticamente todo el país; se preveía un rotundo triunfo. Por tal razón y arguyendo un pretexto absurdo, se le encarceló, y encontrándose preso en San Luis Potosí se llevaron a cabo las elecciones. Se informó que el resultado había dado un aplastante triunfo a Porfirio Díaz.
Madero logró escapar de prisión y refugiarse en Estados Unidos; desde allí dio a conocer el Plan de San Luis, cuyos puntos que deben destacarse son los siguientes:
– Desconocimiento del triunfo de Porfirio Díaz.
– Sufragio efectivo, no reelección.
– Devolver las tierras a sus antiguos dueños.
– Se convoca a la nación mexicana a levantarse en armas contra la dictadura porfirista a las 6 de la tarde del 20 de noviembre de 1910.