La semiótica según Charles Sanders Peirce

«La lógica, en su sentido general es solo otro nombre de la semiótica (semiotiké), la doctrina cuasi – necesaria o formal de los signos».

La palabra signo será usada para detonar un objeto perceptible, o solamente imaginable, o aún inimaginable en un cierto sentido. (…) un signo puede tener mas de un objeto.

El signo puede solamente representar al objeto y aludir a él. No puede dar conocimiento o reconocimiento del objeto. Esto es lo que se intenta definir en este trabajo por objeto de un signo, vale decir: Objeto es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna información adicional sobre el mismo.

En la tríada del signo es posible ver también el reflejo de la división triádica fundamental: el representamen, siendo el punto de arranque de la semiosis remite a la primeridad: el objeto a la secundidad y el interpretante la terceridad.

Desde aquí y enlazando esta categoría con cada elemento del signo es posible obtener su división según la siguiente expresión triádica:

Semiotica

Se trata de una división del signo que toma en cuenta su triple relación: consigo mismo, con el objeto al cual alude y con el interpretante.

División del signo

Cualisigno = Es el signo en su aspecto de cualidad (por ejemplo el color de caballo, el tono de voz de un discurso o poesía). Es lo general del signo, pero que le permite subsistir en cuanto a tal, sin ser todavía la totalidad del signo.

Sinsigno = Es la presencia concreta del signo (por ejemplo la presencia del color del caballo en este signo L concreto). Es lo particular del signo.

Legisigno = Es la norma o modelo sobre el cual se construye un sinsigno (por ejemplo lo que establece el diccionario par la definición semántica de la palabra caballo).

Peirce estableció diversas calificaciones de signo, entre las cuales esta la basada en el tipo de vínculo que une al signo con su referente. Y así distingue:

Índices (indicios). Son signos que tienen conexión física real con el referente, es decir, con el objeto al que remiten; la conexión puede consistir en la proximidad, la relación causa efecto o en cualquier tipo o conexión.

Son índices los signos que señalan un objeto presente o la dirección en que se encuentran (una flecha indicativa, un dedo señalando algo…).

Los signos que rotulan a los objetos designado en otro código (el título escrito debajo de un cuadro, un pie de foto…);

Los signos naturales producidos por objetos o seres vivos también son índices (la huella de unas pisadas, el humo como indicativo de fuego, el cerco de un vaso, la palidez de una persona.

Iconos. Son signos que tienen semejanza de algún tipo con el referente. La semejanza puede consistir en un parecido en la forma o afectar a cualquier cualidad o propiedad del objeto.

Son signos icónicos: Los cuadros, las esculturas figurativas, las fotografías, los dibujos animados, las caricaturas, las onomatopeyas o imitaciones del sonido, mapas, planos, gráficos que visualizan proporciones.

Evidentemente la iconicidad es cuestión de grado: una fotografía en color de un gato es más icónica que una silueta esquemática del mismo.

Símbolos. Son signos arbitrarios, cuya relación con el objeto se basa exclusivamente en una convención. El símbolo no tiene por no parecerse ni guardar relación con lo que designa.

Los alfabetos, la anotación clínica, los signos matemáticos, las banderas nacionales. A esta categoría pertenece el signo lingüístico.

Peirce señala que la clasificación no es excluyente. Considerado desde diversos puntos de vista, un signo puede pertenecer a la vez a más de una de estas categorías.

Ejemplo.

Las huellas dactilares son índices (guardan relación real con la yema del dedo que las produjo) y a la vez son iconos (reproducen exactamente sus estrías), si una agencia de detectives la escoge o la utiliza como emblema comercial, será además el símbolo de la agencia.

Al margen de la clasificación de Peirce, un signo puede ser: motivado (su elección tienen alguna razón de ser, es decir, hay una relación objetiva entre signo y referente), la cruz como símbolo del cristianismo es motivado o puede ser también inmotivado (cuando no hay ninguna relación objetiva entre signo y referente), el signo de la suma(+) como símbolo de la suma es inmotivado.

Se presenta con características propias, las cuales requieren un más detallado desarrollo. En él se da la no-analogía del símbolo y además puede descomponerse y analizarse en unidades situadas a diferentes niveles.

De todas las clases de signos el lingüístico es el más importante. Existen dos formas de representar convencionalmente el signo que, sin ser contradictorias, corresponden a enfoques diferentes.

Hoy nadie tiene duda del gran aporte de Peirce al desarrollo de la semiótica. A nuestro entender, son dos los aspectos que merecen destacarse: el primero dice relación con la coherencia y robustez interna de sus ideas teóricas, y el segundo tiene que ver con los efectos de su pensamiento sobre los investigadores de la comunicación.

En primer lugar cabe destacar la organicidad de la semiótica de Peirce en relación con el conjunto de su pensamiento filosófico.

Se trata, en efecto, de una construcción teórica perfectamente coherente con las ideas y el contexto global de la filosofía que la sustenta.

A partir de la segunda mitad del siglo XX las ideas de Peirce y de Saussure dieron origen a dos corrientes: la primera ha sido la corriente de la Semiología surgida de las ideas lingüísticas de Saussure, y cuyos seguidores fueron especialmente latinos (franceses, italianos). La base teórica de esta corriente es la díada del signo.

La otra corriente es la semiótica que se inspiró en las ideas de Peirce, y afectó especialmente a los pensadores anglosajones. El punto de partida de esta corriente, como ya conocemos, es el esquema triádico y fundamenta sus conceptos teóricos en la filosofía Peirciana, desarrollándolos.

Fuente: Apuntes de Semiótica de la U de Londres