La teoría hermenéutica
La palabra hermenéutica se deriva de la raíz griega (hermeneía) cuyo significado es palabra, habla, don de palabra; interpretación, explicación.
De acuerdo con esta definición, cuando nos referimos a la hermenéutica tenemos que relacionarlo primariamente con la palabra, entendida como atributo del ser del hombre; desde este punto de vista, la razón sólo puede expresarse en la palabra.
Hans-Georg Gadamer, filósofo de la hermenéutica, señala lo siguiente: La hermenéutica designa ante todo una praxis (acción) artificial. Esto sugiere como palabra complementaria tejne (en primera instancia arte, que posteriormente se entendió como técnica).
El arte del que aquí se trata es el del anuncio, la traducción, la explicación y la interpretación, e incluye obviamente el arte de la comprensión que subyace en él y que se requiere cuando no está claro e inequívoco el sentido de algo.
El cometido de la hermeneus consiste en traducir lo manifestado de modo extraño o ininteligible (inentendible) al lenguaje inteligible por todos.
En sentido teológico la hermenéutica significa el arte de la correcta exposición de la sagrada Escritura que aplicó una metodología desde muy antiguo sobre todo con Agustín. En la hermenéutica teológica, como también en la hermenéutica humanística de la edad moderna, se busca la correcta interpretación de aquellos textos que contienen lo decisivo, lo que es preciso recuperar.
En este sentido, la motivación de la labor hermenéutica no es tanto, como más tarde en Schleiermacher, filósofo a quien se le atribuye el origen de la hermenéutica mediante la interpretación de textos bíblicos, la dificultad de entender una tradición y los malentendidos a que da lugar, sino el deseo de búsqueda de una nueva comprensión, rompiendo o transformando una tradición establecida mediante el descubrimiento de sus orígenes olvidados.
La hermenéutica intenta alcanzar una nueva comprensión volviendo a las fuentes originales. De ahí que se atribuya a la hermenéutica la interpretación de textos, desde una perspectiva del propio autor; esto es, gracias a la “vivencia” del autor es posible comprender sus escritos.
La fundamentación del comprender, según Schleiermacher, en la conversación y en el consenso interhumano significó una profundización en los fundamentos de la hermenéutica, pero permitiendo la creación de un sistema científico orientado a una base hermenéutica. La hermenéutica pasó a ser el fundamento de todas las ciencias históricas y no sólo de la teología. Fue Wilhelm Dilthey quien continuó el desarrollo de esta teoría filosófica, denominada hermenéutica).
Para José Ferrater Mora en su Diccionario de filosofía, en la conceptualización de hermenéutica, Dilthey concibió a ésta como una interpretación basada en un previo conocimiento de los datos (históricos, filológicos, etcétera) de la realidad que se trataba de comprender, pero que a la vez da sentido a los citados datos por medio de un proceso inevitablemente circular, muy típico de la comprensión en tanto que método particular de las ciencias del espíritu.
Para Dilthey la tarea fundamental de la comprensión es interpretar el contexto en el que vive el individuo para realizar una buena interpretación de su pensamiento].
Posteriormente Heidegger, uno de los más importantes filósofos del siglo XX, formó entonces el concepto de «hermenéutica de la facticidad de los hechos» formuló así la paradójica tarea de elucidar la dimensión «inmemorial» de la «existencia» e incluso interpretar la existencia misma como «comprensión» e «interpretación» o autoproyección en las posibilidades de uno mismo.
Comprender, para Heidegger, no significa ya un comportamiento del pensamiento humano, sino que constituye el movimiento básico de la existencia humana. Heidegger es quien incorpora a la hermenéutica como parte del ser del hombre, la esencia de su existencia.
La continuación de la filosofía hermenéutica alemana se atribuye a Hans-Georg Gadamer. Ferrater Mora en el Diccionario de Filosofía señala que la hermenéutica no es para Gadamer un simple método de las ciencias del espíritu, pero se convierte en un modo de comprensión de estas ciencias y de la historia gracias a la posibilidad que ofrece de interpretaciones dentro de las tradiciones.
El nuevo sentido que da Gadamer a la hermenéutica es paralelo al sentido que da a la comprensión, la cual se manifiesta como un acontecer y específicamente como un acontecer de la tradición o transmisión.
Para Gadamer: una hermenéutica filosófica llegará al resultado de que la comprensión sólo es posible de forma que el sujeto ponga en juego sus propios presupuestos [una especie de actualización del conocimiento contenido en los textos].
El aporte productivo del intérprete forma parte inexorablemente del sentido de la comprensión. Se puede describir también este fenómeno diciendo que el intérprete y el texto tienen su propio «horizonte» y la comprensión supone una fusión de estos horizontes. La realidad fundamental para salvar tales distancias es el lenguaje que permite al intérprete (o al traductor) actualizar lo comprendido.
Gracias al lenguaje es posible la interpretación de textos, independientemente de su época; es mediante el lenguaje por el que es posible comprender y “actualizar” el conocimiento, debido a que en él está contenida la tradición, la época en que vivimos.
Contemporáneo de Gadamer, Paul Ricoeur señala que la comprensión tiene lugar por la mediación de una interpretación: sustituye el mundo natural del cuerpo y de la cosa por el mundo cultural del símbolo y del sujeto, por un mundo del lenguaje. El mundo del lenguaje es el mundo de la vida cultural. Las concepciones de Heidegger, Gadamer y Ricoeur tienen en común en poner de relieve la dimensión ontológica (el ser del hombre).
Finalmente, ¿cuál es la diferencia entre la filosofía de las ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales49
En la filosofía de las ciencias sociales el término “hermenéutica” se refiere a un conjunto de posiciones epistemológicas (científicas) que comparten la tesis de que las ciencias sociales tienen finalidades, metodología y fundamentación diferentes a las propias de las ciencias naturales. A diferencia de éstas, las ciencias sociales no buscan explicar y predecir las acciones sociales, sino interpretar su significado.
En oposición de la observación y experimentación de fenómenos externos e independientes del sujeto (“experiencia externa”), las ciencias sociales recurren a la comprensión, que involucra una suerte de “experiencia interna” del sujeto (Dilthey), o bien procesos intersubjetivos como aprendizaje de reglas sociales (Weber y Winch) o interacciones comunicativas (Gadamer, Ricoeur y Habermas).
Fuente: Teoría del conocimiento de la facultad de contaduría y administración, UNAM.