Los complejos del inconsciente personal
Un complejo es la imagen de cierta situación psíquica que tiene una fuerte carga emocional y que además es incompatible con la actitud normal de la conciencia.
La vía regia al inconsciente personal, dice Jung, no es el sueño como suponía Freud, sino el complejo.
Los complejos interfieren las intenciones y voluntad consciente, producen alteraciones en la memoria y bloquea el flujo de las asociaciones (p. e. test de asociación). Aparecen y desaparecen regidos por sus propias leyes. Influyen de manera inconsciente y se comportan como entidades independientes.
La etiología frecuente de los complejos se encuentra en los traumas o shocks emocionales. Producen el conflicto moral que aparece entre el yo y el inconsciente personal, en los deseos y motivaciones ajenas a la voluntad y la razón consciente.
Tener complejos no se identifica necesariamente con la aparición de una neurosis, aunque tengan una presentación dolorosa. El sufrimiento forma parte de la naturaleza humana, el polo opuesto a la felicidad.
Experimentar un complejo es tener en cuenta la presencia de que estamos ante la presencia de una parte de nuestra psique que no es asimilada y elaborada adecuadamente.
Un complejo solo se vuelve patológico cuando lo negamos y pensamos que no lo tenemos. Los complejos se superan asimilandolos al vivirlos completamente, atrayendolos hacia nosotros, percatandonos en sentido pleno de los mismos.
Para Freud el complejo es una cierta cantidad de energía vinculada a un deseo inconsciente (p. e. «Complejo de Edipo» y «Complejo de Electra»). Jung acepta lo expuesto por Freud, pero va aún más lejos en su propuesta de los complejos. Les otorga «vida autónoma» dentro del inconsciente personal.
Conforman una especie de entidades independientes y constelaciones que se activan por regiones, de manera autónoma. Los complejos pueden irrumpir en los sueños en forma de disfraz de caracteres, experimentando eventos o roles independiente a su voluntad
Cuando un complejo está muy aislado del resto de los complejos del inconsciente personal, la salud mental se ve comprometida.
Igualmente los complejos pueden reactivar los niveles más profundos del inconsciente personal, activando los arquetipos de este otro inconsciente, de modo que puede aparecer la psicosis.
Uno de los complejos mas frecuentes es la «persona» (en latín significa máscara) Cada sujeto representa difer entes roles y papeles en la vida (padre, empleado, esposo, etc.), asumiendo esas máscaras. Otro importante complejo es «la sombra«.
La sombra contiene los deseos y necesidades que no pueden ser aprobadas por el yo consciente. Viene a ser como una personalidad, dentro de la misma personalidad. La sombra representa los impulsos sexuales y agresivos olvidados o reprimidos. Posee su propia energía psíquica y puede llevar al sujeto a realizar actos peligrosos o irresponsables a los ojos de otros.
Un rasgo básico de la sombra, es la «proyección». Solemos atribuir a las otras personas, las cualidades malignas y rechazadas en nosotros mismos, aspectos que conscientemente no reconocemos. La sombra es lo mas opuesto al «ego» (yo).
La sombra de los hombres, además suelen adoptar una forma femenina («anima») frente a su ego consciente masculino, y en las mujeres la sombra adopta el rasgo masculino («animus»). La mente de los hombres y mujeres tienen elementos inconscientes opuestos a los de su ego, partes masculinas y femeninas ocultas.
En las actividades donde desciende el nivel de conciencia, como pueden ser ejemplos, los estados hipnóticos, los sueños o el éxtasis artísticos, emergen los complejos del inconsciente personal con actividad propia y autónoma.
Todo complejo consta de:
1) Un elemento nuclear significativo, consciente y autónomo, y
2) De asociaciones determinadas vinculadas entre si por una tonalidad afectiva.
Jung adaptó el test de asociación de palabras del psicólogo Wundt al estudio de los complejos, como ya expusimos al hablar de la estructura de la mente.
Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres