Los toltecas en el periodo postclásico
Pueblo tolteca (en nahuatl, ‘maestros constructores’), pueblo nativo de México que emigró desde el norte de lo que ahora es México, tras la decadencia (en torno al año 700 d.C.) de la gran ciudad de Teotihuacán, y que estableció un estado militar en Tula, a 64 km al norte de la moderna ciudad de México, en el siglo X d.C. Se pensó que su llegada marcó el cenit del militarismo en Mesoamérica, puesto que el ejército tolteca empleó su mayor potencia para dominar las sociedades vecinas.
El pueblo tolteca creó una refinada cultura, que incluía conocimientos sobre la fundición del metal, el trabajo de la piedra, la destilación y la astronomía.
Su arquitectura y su arte reflejan influencias de Teotihuacán y de la cultura olmeca. Los restos de Tula, a veces llamada Tollan Xicocotitlán, incluyen tres templos piramidales, de los cuales el más grande está rematado por columnas de 4,6 m de altura en forma de estilizadas figuras humanas conocidos como ‘atlantes’ (guerreros); se cree que estaba dedicado a Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de culturas anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus.
Según la leyenda, un dios rival tolteca Tezcatlipoca, hizo que Quetzalcóatl y sus seguidores abandonaran Tula en torno al año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y posteriormente desarrollaron la ciudad maya de Chichén Itzá, convirtiéndola en su capital y en un importante centro religioso.
El periodo posclásico se divide en tres épocas distintas:
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Época Duración
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Posclásico temprano o inferior X-XIII
Posclásico medio
(Etapa de transición) 1200-1325
Posclásico tardio superior XII-1521
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Rasgos y elementos que se presentaron en dicho periodo y que justifican por qué se habla de la iniciación de un periodo diferente son lo siguientes:
Un primer factor de gran importancia fue la introducción de nuevos y distintos grupos a Mesoamérica, iniciándose con ello nuevos procesos de aculturación, fusión étnica y lingüística. Este fenómeno fue característico de la época temprana, presentándose así constantemente desplazamientos y reacomodos, es decir, hubo frecuentes migraciones.
En el posclásico surgen también nuevas fuerzas unificadoras. Así a la par que ocurrían cambios y reacomodos, nuevos factores de unificación hicieron posible el nacimiento y consolidación de señoríos, estados poderosos y aún auténticos imperios. Tal fue el caso de lo que sucedió con Tula.
Otro atributo fue el creciente militarismo, es decir, los asuntos bélicos adquieren mayor importancia y consiguientemente los caudillos militares.
Un elemento característico, fue el proceso de urbanización, es decir, la creación de pueblos y ciudades; ejemplo de esto lo observarnos en lugares como Mayapan (Yucatán); Mitia (Oaxaca) y sobre todo México-Tenochtitlan (Altiplano).
Los cambios que se fueron dando en este periodo, dieron la pauta a una nueva organización social. El grupo de artesanos y mercaderes ocupa un lugar importante en la sociedad. Gracias a éstos últimos, se mantuvo contacto e intercambio con lugares apartados, además de suministrar a los centros urbanos toda clase de materias primas que más tarde eran transformadas.
Otro elemento que debe destacarse es la introducción de la metalurgia. Fue originada en el ámbito de las altas culturas andinas de América del Sur.
Si bien, desde el periodo clásico hay indicios de algunas formas de explotación minera, en rigor la metalurgia no llegó a conocerse sino hasta el posclásico. Gracias a ella se enriqueció el instrumental técnico y sobre todo se produjeron, elaborados con metales preciosos, objetos suntuarios en provecho del culto religioso y del esplendor de la nobleza.
Un rasgo peculiar de esta época es la existencia de testimonios -códices o libros de pinturas, textos indígenas en diversas lenguas, relatos de cronistas- que hacen referencia a los acontecimientos de esta etapa. Lo anterior le otorga a este periodo el calificativo de histórico.