Mareas
Las mareas se deben a la atracción que ejercen tanto la Luna como el Sol sobre ella y, por 1o tanto, sobre ella y, por 1o tanto, sobre la capa líquida que cubre 2/3 partes de su superficie. Por un lado esta la atracción que ejerce el Sol (cuya masa es tan grande que a pesar de estar muy alejado de la Tierra influye apreciablemente sobre su superficie) sobre los mares terrestres y que da lugar a dos mareas cada 24 horas, cuya intensidad es menor que las lunares.
Además esta la atracción de la Luna, que da asimismo lugar a un par de mareas, pero nada 25 horas. El mecanismo en el caso de la Luna es el siguiente: el sistema formado por la Tierra y la Luna gira en tomo a un centro de gravedad común que se encuentra situado en el interior de la esfera terrestre, lo que hace que todos los puntos de la Tierra experimenten una fuerza centrifuga opuesta a la posición de la Luna.
La fuerza centrifuga y la atracción se anulan aproximadamente en el centro de la Tierra, por lo que en la cara que mira hacia la Luna la atracción se impone a la fuerza centrifuga, mientras que en la cara opuesta es al contrario esto justifica que las mareas se produzcan simultáneamente tanto en la cara de la Tierra que mira hacia la Luna como en la opuesta a ella.
Además, la diferencia entre los periodos de marea de ambos cuerpos da lugar a que en ocasiones se sumen sus efectos (novilunio), mientras en otras éstos se contrarrestan (plenilunio). En el primer caso se tiene la llamada marea viva, y en el segundo la marea muerta.