Medición del crecimiento de la población
El indicador más utilizado para medir el crecimiento poblacional es la tasa de crecimiento. Esta tasa proporciona la relación en que varía el número de habitantes en un periodo determinado.
Los indicadores que nos permiten identificar los ritmos de crecimiento y disminución de una población, son la tasa de natalidad, la tasa de mortalidad y la migración.
– La tasa de natalidad nos indica el número de individuos que nacen en un periodo determinado, generalmente un año, por cada mil habitantes.
– La tasa de mortalidad es el número de defunciones que se registran durante un año por cada mil habitantes.
– Migración es el movimiento de población de un lugar a otro. Se divide en: emigración (cuando los habitantes de un lugar salen para establecerse en otro) y en inmigración (cuando las personas, procedentes de un lugar, llegan a radicar a otro).
Las Naciones Unidas estiman que los países menos desarrollados tendrán unos índices de crecimiento de población en continuo descenso. Si en su conjunto, el índice de crecimiento de esos países estaba en el 1,7% anual en 1990 y en el 1,5% en 2006, se estima que en el 2025 se reducirá hasta un 0,85% anual.
En los países más ricos se mantendrá un índice de crecimiento natural moderado, mientras que en los países más pobres se irá reduciendo conforme vayan entrando en el régimen demográfico moderno. En el mundo desarrollado, el crecimiento natural de la población seguirá siendo muy lento e, incluso, disminuirá dado el envejecimiento progresivo de la población.
Sin embargo, se estima que la población de Europa occidental mantendrá un lento crecimiento real debido a la inmigración, la cual, además, hará que se mantengan las tasas de natalidad altas.
En el caso estadounidense las previsiones hablan de un crecimiento hasta el año 2050 debido a la inmigración, aunque se irá reduciendo progresivamente; a partir de este momento el índice de crecimiento será prácticamente nulo.