Metagénesis y heterogonia
La metagénesis (o metagenia) es una forma de reproducción que presentan muchos invertebrados (tunicados, hidrozoos, anélidos, celentéreos, etc.) en cuyo ciclo vital generaciones sexuadas alternan con generaciones asexuadas que se multiplican por escisión o por gemación. Un ejemplo ilustrativo es el ciclo de muchos hidrozoos como Obelia. La colonia de pólipos de este hidroideo marino comprende pólipos de dos tipos, los gastrozoides nutricios y los gonozoides reproductores.
Estos últimos forman por gemación medusas nadadoras de sexos separados que producen óvulos y espermatozoides.
El cigoto se desarrolla en una larva nadadora (plánula), ciliada, que pronto se fija en el fondo y forma una nueva colonia de pólipos por gemación.
Heterogonia
Entre los invertebrados también es frecuente la alternancia de una generación sexuada con fecundación (anfigonia) y una forma de reproducción regresiva que generalmente es la partenogénesis, pudiendo ser esta última obligada o facultativa.
En este último caso, el desarrollo partenogenético de un óvulo haploide origina individuos machos, pero si es fecundado da lugar a hembras; ciertas especies de artrópodos (e incluso algunos vertebrados como las lagartijas) constan exclusivamente de hembras que se reproducen partenogenéticamente; sin embargo, lo más común es que la partenogénesis ocurra durante varias generaciones, después de lo cual aparecen machos que se aparean con las hembras y fecundan sus óvulos.
En ciertas especies, la partenogénesis es muy importante para mantener la estructura social, mientras que en otras parece ser una simple adaptación para sobrevivir en tiempos de estrés o cuando hay un grave descenso del número de individuos en la población.
Entre las abejas, la reina almacena los espermatozoides que recibe del zángano durante el vuelo nupcial y, mediante una válvula conectada con el sistema reproductor, sólo deja que se fecunde una parte de los óvulos.
Los óvulos fecundados se convierten en hembras (reinas y obreras), mientras que los que se desarrollan sin ser fecundados se convierten en machos.
En el caso de la filoxera, el áfido Phylloxera vitifoliae, los huevos fecundados en invierno se convierten en primavera en hembras ápteras productoras de agallas en las hojas de la vid. En las hojas es donde depositan los huevos que darán lugar a individuos partenogenéticos en tres generaciones sucesivas.
La tercera generación es de hembras aladas que ponen dos tipos de huevos, de los que nacerá la generación sexuada, áptera, de hembras y machos. Tras el apareamiento, las hembras ponen un único huevo en invierno, cerrándose de este modo el ciclo.