Migración de peces y mamíferos
Las especies piscícolas, la hictiófauna, realizan dos tipos de migraciones: las de nutrición y las de reproducción. Las primeras dependen del clima, del área ocupada, de la temperatura y otros factores que determinan la existencia o no de alimento. Los arenques y las sardinas, por ejemplo, se desplazan detrás de los copépodos y las algas microscópicas que forman su alimento. Las migraciones para reproducción, tienen por objeto reunir en una zona.
Esta zona debe ser adecuada a la puesta, a un gran número de individuos de ambos sexos y así producir el desove y fecundación de los huevos.
Muchas especies recorren largas distancias con este fin. Otros peces cambian de aguas dulces a saladas y viceversa. Las especies llamadas anadromas abandonan el mar y suben por los ríos para desovar en aguas dulces, como los salmones.
Las especies catadromas hacen recorridos contrarios, abandonando su residencia fluvial para poner huevos en el mar, como las anguilas.
Migraciones de los mamíferos
Los mamíferos emigran en busca de condiciones más favorables, sobre todo los que viven en regiones con notables diferencias en las distintas estaciones del año.
Así, los caribúes pasan el invierno en taiga y el verano en la tundra, produciéndose el parto de crías en primavera. Entre los mamíferos marinos las migraciones son frecuentes.
En las ballenas, que se reúnen en zonas de cría y recorren miles de kilómetros cada año en los periodos de mayor abundancia de alimento.
Otras especies menos conocidas y espectaculares llevan a cabo migraciones periódicas. Tal es el caso de las tortugas marinas, entre los reptiles, que recorren grandes distancias para desovar en las playas. Entre los invertebrados destacan las migraciones de langostas, libélulas y mariposas diurnas que recorren miles de kilómetros.