Miguel Ángel
Escultor, pintor y arquitecto italiano nacido el 6 de marzo de 1475 en Caprese, Cerca de Florencia, como hijo primogénito de Ludovico Buonarroti y Francesca di Neri, ambos pertenecientes a la baja nobleza toscana. Huérfano de madre a temprana edad, a los 13 años expresó su deseo de ser escultor, una profesión entonces poco valorada, a lo que el padre accedió con reticencia y le consiguió un puesto de aprendiz en el taller del afamado pintor Doménico Ghirlandaio, en Florencia.
Allí Lorenzo el Magnífico advirtió el genio potencial de Miguel Ángel y se lo llevó a su palacio donde lo hizo educar junto con sus hijos, sin dejar de aprender el arte de la escultura.
El artista adquirió así la vasta cultura que plasmó después en sus obras, impregnadas del humanismo propio del Renacimiento.
Realizó para el gobierno de Florencia el colosal David, de mármol blanco, y para la basílica de San Pedro en Roma la famosísima Piedad, además de pintar los frescos de la capilla Sixtina (la bóveda con el Antiguo Testamento y el muro del ábside con El Juicio Final), y posteriormente El martirio de san Pablo y La crucifixión de San Pedro.
Esculpió el Moisés y otras figuras para la tumba del papa Julio II, así como los mausoleos en la capilla Médici, entre sus esculturas más sobresalientes.
En arquitectura, diseñó la cúpula de la basílica de San Pedro y la Biblioteca Laurenciana. También fue delicado poeta, aunque sus contemporáneos lo llamaban “el terrible” por sus accesos de apasionado mal humor. Nunca se casó, pero siempre protegió a su familia y tuvo numerosos amigos y discípulos.
Falleció en Roma el 18 de Febrero de 1564, a los 89 años de edad, cuando trabajaba en su última escultura, la Piedad Raridarzini.