Calificación
Muchos padres y madres de familia se afligen por las “notas” bajas de sus hijos, y transmiten y traducen la preocupación a través de diversas medidas, particularmente con castigos de diversa índole, no obstante el episodio se repite una y otra vez hasta que produce el fracaso escolar de la repitencia, la deserción o un conflicto intrafamiliar. Pero el problema no es la “nota”, y tal como lo señala Don Rutilio Iraheta Quijano, experimentado maestro, es necesario ir a las raíces, particularmente a:
a) los métodos y hábitos de estudio;
b) al tiempo dedicado al entretenimiento y a realizar las tareas; y
c) al seguimiento que los padres y madres deben dar en el hogar, de lo que han aprendido en el colegio, a modo de refuerzo.
En síntesis, la nota es un símbolo terminal de la sumatoria de sucesos y experiencias de un período de vida semanal, trimestral o semestral (lo que implica estados de ánimo, cansancio, lucidez, cantidad y calidad de esparcimiento, horas dedicadas de estudio, etc.) y no una simple operación matemática sobre los resultados académicos, de hecho la hay, pero en cada nota se refleja no sólo lo que aprendió el estudiante, sino lo que vivió, lo que sintió, lo que jugó, y sobre todo lo que no aprendió por… entre otros factores; el problema termina en el aula, pero inicia en la vida misma del estudiante.