Orígenes de la alta cultura mesoamericana

La mayor parte de los emplazamientos mesoamericanos precolombinos se encuentran en lo que actualmente es México. Existen ámbitos geográficos (fuera del Viejo Mundo) que prueban la existencia de procesos que culminaron autónomamente en la alta cultura y civilización. Estos lugares son el de Mesoamérica y el de la región de los Andes centrales en América del Sur.

A finales de la etapa prehispánica (antes de la llegada de los españoles), Mesoamérica llegó a comprender grandes zonas de lo que hoy es México y la América Central.

Abarcaba desde Sinaloa y el sur de Tamaulipas, todo el centro y el sur de México, además de Guatemala, El Salvador, Honduras y la mayor parte de Nicaragua.

Dentro de esa área florecieron, en diversos momentos, culturas tan importantes como las de las costas del Golfo, la de los pueblos mayas, las de Oaxaca, las del altiplano central y las del occidente de México.

Las investigaciones arqueológicas nos permiten conocer algo de la evolución cultural que en Mesoamérica ocurrió. Ad hablar de la etapa prehistórica, las transformaciones del neolítico tuvieron características especiales, por ejemplo, los orígenes de la agricultura mesoamericana aparecieron a partir del VI milenio a. C., la elaboración de cerámica y la aparición de’aldeas sedentarias se dieron desde el III milenio a. C., mientras que en la domesticación de animales existieron grandes limitaciones.

La actual frontera de los estados de Veracruz y Tabasco, desde mediados del II milenio a. C, hubo nuevas transformaciones entre las numerosas aldeas de agricultores yalfareros. Dicha región fue la que más tarde se conoció como «país de los olmecas» (OI-mécatl, habitante de la región de hule).

Excavaciones realizadas en Tres Zapotes y La Venta, se encontraron nuevos tipos de cerámica. Entre los diseños, hay figuras que representan a los propios olmecas (por su indumentaria se ve que conocían ya el trabajo del algodón y elaboraban asimismo objetos suntuarios), así como la frecuente representación de una deidad con rasgos felinos. En el aspecto tecnológico, la piedra sigue siendo el instrumental, aunque más elaborado.

Venta se encuentra situada en una isla, casi al nivel del mar, cercana a la desembocadura del río Tonalá. Allí existe un conjunto de construcciones planificadas, entre las que destaca una pirámide de 72.5 por 126.80 m y cerca de 31 m de altura.

La población que pudo dar vida a dicho centro fue de por lo menos veinte mil personas. Las tierras vecinas, entre los ríos Coatzacoalcos y Tonalá, debieron proporcionar los medios de manutención de quienes allí vivían y trabajaban.

La zona arqueológica de Tres Zapotes, es otro sitio olmeca. Se halla situada al noroeste de La Venta, sobre pequeñas colinas en la cuenca del Papaloapan. Allí existen más de cincuenta montículos hechos de tierra, edificados en las orillas de una corriente. Entre los hallazgos más importantes de este sitio está la que se conoce como «Estela C».

La Estela «C» unida a otros testimonios de gran antigüedad, son el antecedente de lo que llegaría a ser el calendario y las inscripciones en Mesoamérica. Los olmecas daban ya un valor a los números en función de su colocación. El hecho de que el calendario y la escritura se difundieron pronto en muchos sitios de Mesoamérica, parece confirmar que tales invenciones ocurrieron entre los olmecas por lo menos desde el primer milenio a. C.

Sus creaciones arquitectónicas, esculturas, tallado de jade, rica cerámica, calendario y escritura, supone la aparición de nuevas formas de organización social, económica, política y religiosa.