Ovide Decroly
(Bélgica, 1871-1932). El método planteado por Decroly revolucionó la pedagogía de los movimientos de Educación Nueva, pues estaba basado en la globalización como abordaje de la realidad y de innovación de la práctica educativa. Sin embargo, esta innovación no acaeció de forma automática; pues Decroly fue un estudioso y, específicamente, los cambios que pretendió y que realizó en su Instituto a partir de 1901, procedieron de una larga trayectoria en experimentaciones pedagógicas. En 1907, se fundó I’École de I’Ermitage, cuyas ideas pedagógicas se extendieron a casi todo el mundo y, lo interesante de estas ideas, radica en haber situado el interés como motor del aprendizaje.
El método global planteado por Decroly, consiste en la observación del niño o niña real, cuyo desarrollo se debe a la experimentación. J. Trilla, ubica que los principios pedagógicos tienen como finalidad verificar, en la práctica, sus teorías y, en este sentido, es importante clarificar que tal experimentación venía dada a partir del respeto a los intereses personales y sociales del alumno o alumna.
En I’Ecole de I’Ermitage, planteó y llevó a la práctica diversas estrategias para que el alumnado aprendiera bajo un modelo o procedimiento previamente definido; pero sobre todo, dichos procedimientos son definidos por los estudiantes y espontaneamente. “…la valoración y explotación del interés como único motor de cualquier aprendizaje, tal como lo es en cualquier actividad humana”. En este sentido, el valor educativo de este sistema pedagógico radica en los centros de interés que incluye las necesidades naturales del niño o niña.
Estos centros de interés son, en definitiva, el programa escolar de todo sistema educativo, desde parvularia hasta bachillerato. “La vida natural y social es para Decroly, la educadora por excelencia”. Este principio es la base de los programas escolar y, por ende, de la actividad docente educativa.