Partes esenciales de la plantación de un escrito
a) Principio. Se denomina también introducción o exordio, según sus características o el tipo de obra. En los escritos periodísticos tiene primordial importancia para conseguir la atención del lector frecuentemente superficial o apresurado, y se le suele denominar «copete» cuando contiene un resumen de lo expresado detalladamente después.
Por ser la entrada del escrito, el principio debe abrir las puertas del ánimo del lector de la manera más apropiada: atrayéndolo mediante el interés, la curiosidad, la presentación sintética, inconclusa o sugestiva, los sentimientos, o cualquiera de los estímulos que menciona la psicología aplicada como adecuados para este caso.
Como su objetivo es atraer al destinatario, en esta parte introductoria debe desecharse todo elemento que pueda resultar chocante o dificultoso para él, con el fin de que con gusto se introduzca en lo medular del escrito.
b) Medio. Llamado también cuerpo, nudo o exposición, es la parte fundamental del escrito.
Aquí se expone el asunto básico, con todos los argumentos y datos necesarios para cumplir el objetivo fundamental: informar, enseñar, analizar, pedir, exhortar, estimular, entretener, dirigir o ser vehículo de relaciones sociales, comerciales, administrativas, culturales o de cualquier otra índole dentro de la múltiple actividad humana.
Por ser la misión de esta parte cumplir el objetivo fundamental del escrito, en la eficacia de su realización radicará el mayor factor del éxito del trabajo.
c) Fin. Denominado también epílogo o cierre, debe ser una adecuada coro-nación de la parte medular. Por lo general, su misión es refirmar o resumir lo expuesto anteriormente.
También puede contener recomendaciones, expresión de deseos, comparaciones, datos recordatorios, agradecimiento o menciones secundarias de distinta naturaleza.
En calidad de broche del escrito, ha de ser estructurado de modo que resulte una consecuencia natural o lógica de lo anterior (aunque no se descartan los finales inesperados o abiertos, en determinado tipo de trabajos que, sin ser literarios o artísticos, admiten cierta dosis de originalidad y libertad expresiva como son los artículos de comentario o crítica, las cartas de venta, los anuncios publicitarios y escritos similares.
El final la última impresión que queda en el ánimo del lector debe cumplir dignamente su misión de cerrar el escrito.
Fuente: Apunte de Comunicación escrita de la U de Londres.