Periodo posclásico en Mesoamérica

El Período Posclásico es la última etapa del desarrollo independiente de la civilización mesoamericana. Como los otros períodos de la cronología mesoamericana, el inicio de este período varía en el tiempo, aunque se suele señalar la caída de las ciudades-Estado del Epiclásico del centro de Mesoamérica como el principio del Posclásico. Sin embargo, en todas las áreas de Mesoamérica ocurrió un proceso de deterioro de las hegemonías regionales del Clásico que concluyó con el abandono de las grandes metrópolis.

Como Monte Albán en Oaxaca o las ciudades mayas de las Tierras Altas.

Por otra parte, el Norte de Mesoamérica fue escenario de un desastre ecológico que implicó el abandono completo de esa región. Ante estos hechos, las migraciones fueron un fenómeno que marcó el inicio del Posclásico. Estos cambios sociales que marcaron a las sociedades mesoamericanas ocurrieron entre los siglos VIII y X d.C. El final del Posclásico ocurrió con la llegada de los españoles hacia la segunda década del siglo XVI.

Así a la par que ocurrían cambios y reacomodos, nuevos factores de unificación hicieron posible el nacimiento y consolidación de señoríos, estados poderosos y aun auténticos imperios. Tal fue el caso de lo que sucedió, primero, en Cholula, Xochicaleo y el Tajín.

Entre otras cosas, el proceso de urbanización: la creación de pueblos y ciudades es un elemento característico de esta etapa. Culminación de tal proceso parece haber sido Mayapán (Yucatán).

Algunos de los grupos sobresalientes de este periodo fueron los mixtecas, los zapotecas y los mayas.

Uno de los pueblos que cobró gran importancia fueron los toltecas (gente del norte). Este grupo, de lengua náhuatl, se asentó en Tula. Se les ha llamado toltecas-chichimecas. Las investigaciones arqueológicas, muestran vestigios de presencia teotihuacana en sus centros. Personaje central en la historia de Tula, es Quetzalcóatl, considerado sacerdote y gobernante; un héroe cultural promotor de grandes transformaciones.

Textos indígenas describen la magnificencia de los palacios, producciones artísticas, y centros de los toltecas, así como el esplendor y poderío que llegaron a alcanzar.

Algunos grupos toltecas penetraron en el área maya, influyendo cultural e ideológicamente a los itzaes. Éstos también llegaron a Guatemala, a la tierra de los quichés y cakchiqueles. Testimonio de esto lo prueba el célebre Popol Vuh.

Durante este periodo son abundantes los testimonios históricos, que nos permiten conocer y estudiar el pensamiento y forma de vida de nuestros ancestros, por ejemplo: los códices, las inscripciones y las tradiciones en lenguas indígenas.