Pirámide ecológica
La progresiva pérdida de energía en cada nivel trófico se representa por una pirámide: la base formada por productos primarios y la cumbre por los superdepredadores. Entre la base y la cumbre se interponen varios pisos, cada uno alberga a un menor número de individuos; pues al pasar de uno a otro parte de energía se pierde. Así, las poblaciones de depredadores son menores que las de sus presas, pues si existieran más zorros que conejos, por ejemplo, los primeros morirían de inanición.
En sistemas alterados por el hombre, la pirámide sufre grandes alteraciones, sobre todo en la fauna, pues la limitación de un piso restringe a todos los demás. Por ejemplo la etapa cerealista a que se extiende por grandes superficies del planeta.
El hombre ha eliminado casi todos los productores primarios, dejando solo las gramíneas de su interés (trigo, cebada y maíz). Este monocultivo empobrece la flora reduciéndola, aparte de las especies cultivadas, a herbáceas y arbustos que formarán un seto.
La fauna se limita a las aves, con pocos representantes de grupos vertebrados (roedores y mamíferos depredadores de otros ecosistemas) e invertebrados (son pocas especies pero se reproducen masivamente hasta formar una plaga).
Los pardillos, grajillas, jilgueros, palomas, perdices y gangas son algunas de las especies orniticas situadas en el piso inferior de los consumidores.
Los cenícales, lechuzas, alcotanes, aguiluchos y otras aves de presa forman el ejército de los depredadores, y por encima de ellos un superdepredador, el halcón peregrino.