Poética del lenguaje
El lenguaje como información y la experiencia poética del lenguaje
El lenguaje no es aquí primariamente un instrumento sino que es el lugar del desvelamiento o, en palabras de Heidegger a menudo mal entendidas (como demasiado míticas) «la casa del ser», el lugar por tanto donde el ser (pensado como verbo) se dice.
Las palabras no son etiquetas que les ponemos a las cosas, sino que surgen de la percepción significativa y mundanal de las cosas. Desde dicha red de relaciones es el lenguaje el que nos habla y nosotros los que correspondemos.
Cuando la corespondencia es al proceso de desvelamiento en cuanto des-velamiento, el lenguaje parece oscurecerse. Cuando este oscurecimiento no es oscurantismo sino un intento de correspondencia a lo velado como velado decimos que el lenguaje es poético.
Así como una de las características del velamiento es su inagotabilidad, que nos pone siempre de nuevo en cuestionamiento descentrándonos, así también todo auténtico lenguaje poético está siempre por descubrirse, nos lleva siempre por delante.
Es por eso que para Heidegger son los poetas quienes están a la escucha del lenguaje. Es por eso que la medida del ser humano y con ello también la medida de la salud psíquica es el habitar poéticamente sobre esta tierra, como dice Heidegger retomando a Hölderlin.
Esto está por supuesto muy lejos de querer ir buscando misterios por donde no los hay. El vivir poéticamente no es vivir en un pseudo-parnaso, sino que es «en la tierra», ni tampoco es una mera actividad intelectual sino que es un «hablar».
La existencia poética, es decir humana, es la existencia abierta por excelencia. Boss reinterpreta desde aquí las así llamadas enfermedades psíquicas así como los conceptos fundamentales de Freud, en especial al concepto de inconsciente.
Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres