Principios de la Teoría General de Sistemas
La Teoría General de Sistemas se basa en las siguientes premisas:
– Los sistemas existen dentro de sistemas. Las moléculas existen dentro de las células, las células dentro de tejidos, los tejidos dentro de órganos, los órganos dentro de organismos, y así sucesivamente.
– Los sistemas son abiertos. Ésta es consecuencia de la premisa anterior. Cada sistema que se examine, excepto el menor o el mayor, recibe y descarga algo en los otros sistemas, generalmente en los contiguos. Los sistemas abiertos se caracterizan por un proceso de intercambio infinito con su ambiente, constituido por los demás sistemas.
– Las funciones de un sistema dependen de su estructura. Por ejemplo, los tejidos musculares se contraen porque están constituidos por una estructura celular que permite contracciones para funcionar.
“También se pueden considerar otros principios como son: sinergia, homeostasis, entropía, organicidad y recursividad, por ellos podemos entender que:
– Sinergia. Se entiende cuando la suma de las partes es más que el todo, es decir, cuando un objeto cumple con este principio o requisito decimos que posee o existe sinergia.
– Homeostasis. Posibilidad del sistema de mantenerse en equilibrio en cada una de sus partes.
– Entropía. Todo sistema tiende al desgaste o posibilidad de destruir al sistema.
– Organicidad. Proceso de evolución que tiende a aumentar el grado de organización que poseen los sistemas. Por ejemplo, cuando intentan operar en el sistema las fuerzas opuestas de la homeostasis y la entropía.
– Recursividad. El hecho de que un objeto sinergético, un sistema, esté compuesto de partes con características tales que son a su vez objetos sinergéticos Hablamos entonces de sistemas y subsistemas.
O, si queremos ser más extensos, de suprasistemas, sistemas y subsistemas. Lo importante del caso, y que es lo esencial de la recursividad, es que cada uno de estos objetos, no importando su tamaño, tiene propiedades que lo convierten en una totalidad, es decir, en elemento independiente.”
Además podemos considerar estos otros:
– Diferenciación. La organización, como todo sistema abierto, tiende a la diferenciación, o sea, a la multiplicación y a la elaboración de funciones, lo que también le acarrea multiplicación de papeles y diferenciación interna. Los patrones difusos y globales son sustituidos por funciones más especializadas, jerarquizadas y altamente diferenciadas.
La diferenciación es una tendencia a la elaboración de estructura.
– Equifinalidad. Los sistemas abiertos están caracterizados por el principio de equifinalidad propuesto por Von Bertalanffy; un sistema puede alcanzar, por una variedad de caminos y partiendo de diferentes condiciones iniciales, el mismo estado Johansen Bertoglio, Oscar (1982) Introducción a la teoría General de Sistemas.
Final. A medida que los sistemas abiertos desarrollan mecanismos reguladores (homeostasis) para balancear sus operaciones, la cantidad de equifinalidad puede reducirse; sin embargo, ésta permanece.
En el sistema existe más de un modo para producir un determinado resultado, o sea, existe más de un método para consecusión de un objetivo. El estado estable del sistema puede alcanzarse a partir de condiciones iniciales diferentes y a través de medios diferentes.
– Límites o fronteras. Al ser un sistema abierto, la organización presenta límites o fronteras, o sea, barreras entre el sistema y el ambiente. Los límites definen la esfera de acción del sistema, así como su grado de apertura (receptividad de los insumos) en relación con el ambiente.
Otros principios también pueden ser:
– El todo es mayor que la suma de sus partes.
– El todo determina la naturaleza de las partes.
– Las partes no pueden comprenderse si se consideran aisladas del todo.
– Las partes están dinámicamente interrelacionadas y además son independientes entre sí.
– El todo debe ser el principal foco del análisis, por lo que las partes deben recibir una atención secundaria.
– La integración es la variable más importante en el análisis de la totalidad. La integración se define como el grado de interrelación de las diversas partes que integran al todo.
– Las modificaciones posible en cada parte deben ser ponderadas con relación a los efectos posibles en cada una de las otras partes.
– Cada parte tiene una función que desempeña a fin de que el todo pueda cumplir su propósito.
– La naturaleza de la parte y su cometido se determinan por su posición dentro del todo.
– Todo análisis empieza con la experiencia del todo. Las partes y las interrelaciones deben evolucionar para adaptarse mejor al propósito del todo.
Fuente: Apuntes de Administración IV del FCA de la UNAM