Publicidad corporativa (o de efecto duradero)
Por tradición la publicidad de efecto duradero se percibía como una técnica promoción, que intentaba reflejar una imagen corporativa de excelencia total, además de los beneficios de cualquier producto individual.
Aun cuando la publicidad de efecto duradero continúa siendo una técnica para crear una imagen perdurable, durante los últimos años ha tomado una decidida orientación hacia las ventas, en términos del público al que llegan y de su propósito de comunicación.
Un sondeo entre los publicistas corporativos mostró que el público principal de la publicidad de efecto duradero lo constituyen tanto los clientes actuales como los potenciales.
De igual manera, el ejemplo indica que la preparación del mercado así como las ventas a largo plazo son los principales objetivos de este tipo de publicidad.
La orientación competitiva de línea de fondo de los últimos años ha traído consigo cambios drásticos en la publicidad corporativa.