¿Qué es la creatividad?
Imaginemos la psiquis humana como una esfera enorme, con una superficie consciente llena de facetas con marcas y colores, rellena de contenidos inconscientes, y con un núcleo central que es el YO interior o sí-mismo. Imaginemos en ese núcleo anidando las verdaderas necesidades y posibilidades de «ser hombre».
Podemos decir que la creatividad es lograr conectarse desde la superficie con ese YO, con ese sí-mismo, con ese núcleo luminoso interior, y descubrir o escuchar lo que allí tenemos. Así de simple y así de difícil.
Como nos ha enseñado el psicoanálisis, una gran porción de nuestro psiquismo se mantiene alejado de la conciencia. El famoso inconsciente, que Jung diferencia entre inconsciente personal, generado por nuestra propia historia, nuestra propia vida, y el inconsciente colectivo que sería el heredado donde recibimos la experiencia acumulada de la especie.
El mismo Jung define también el sí-mismo, como el centro de nuestro yo, pero el centro real, que abarca tanto el consciente como inconsciente. Heidegger, desde la filosofía, en el análisis existencial que hace del humano en su obra «El Ser y el.
Tiempo» nos habla exactamente de lo mismo. También las escuelas espirituales de Oriente coinciden en esto.
Podemos decir entonces, con fundamento, que en la psiquis humana se distingue ese yo esencial o sí-mismo, una especie de centro de gravedad del yo total. Es como la concentración de lo que somos.
Tanto el psicoanálisis como la filosofía existencialista nos dicen que en ese centro están concentradas las posibilidades básicas de cada uno, sintetizadas en una especie de misión a desarrollar. Se nace con una tarea a cumplir de acuerdo a las posibilidades, al momento y lugar.
Esa tarea se construye a lo largo de la vida, con la capacidad innata; condicionada por la herencia recibida, por el momento del nacimiento, por el ámbito familiar de los primeros meses y finalmente por el ámbito que rodea en los primeros años. Todo esto forman las posibilidades que puedo, o debo desarrollar.
Cuando en el discurso cotidiano nos referimos a «estar realizados», ambiguamente nos referimos a esta situación: Hacer lo que debemos hacer para sentirnos más YO, o más auténticos. Heidegger habla del vivir propio y del vivir impropio.
La existencia es propia cuando nuestro accionar está alineado con necesidades esenciales. Para sentirme auténticamente «yo» necesito conectarme con esas necesidades que son flechas indicando hacia dónde y con qué.
Es una linda manera de entenderlo, imaginarnos que desde ese sí-mismo parten flechas apuntando en varias direcciones, y la tarea como seres humanos consiste en descubrirlas, en conocerlas y luego realizarlas.
Fuente: Teoría conceptual del diseño de la U de Londres