Recomendaciones para capacitar de una manera adecuada al personal
1. ADOPTE UNA ACTITUD AMABLE. Muchas veces el personal se siente intimidado por no saber y por el temor a un despido por este motivo. La actitud inicial de usted debe ser tal que le inspire confianza a la otra persona para que ella le ponga la suficiente atención y se atreva a preguntar sobre las dudas que le surjan. También debe comprender que la misión de usted es ayudarlo, y así estará más dispuesto a aprender. No adopte actitudes de experto, aunque lo sea. No utilice estos valiosos momentos para «presumir» o para hacer sentir su autoridad. La gente nos respeta más porque aprende de nosotros que por lo que realmente sabemos.
2. EVALÚE EN FORMA ADECUADA A LA PERSONA. Recuerde que cada persona tiene alguna experiencia. Si usted determina lo que ya sabe la persona acerca de su trabajo, puede utilizar esto como punto de partida. Pero esto no debe hacerse como si el subordinado estuviera presentando un examen. Si el subordinado comprende que por lo menos algo sabe acerca del trabajo, lo hará sentir que es útil para la empresa, y que su jefe le reconoce su capacidad. Esto hará que se sienta más comprometido para ejecutar bien sus tareas.
3. EXPLIQUE CLARAMENTE LAS COSAS. No debe dar por hecho que el subordinado entiende igual que usted; recuerde un entrenamiento no es efectivo si el subordinado no comprendió, y si no comprendió es porque usted no supo explicarse. Pregunte con frecuencia y amabilidad si la persona ha comprendido lo que usted quiso decirle, y en caso negativo, vuelva a hacerlo. Para ser un buen capacitador se debe tener la aptitud de explicar las cosas en términos del alumno, no del capacitador. Y no se moleste si el trabajador le solicita que se lo vuelva a explicar; si lo hace, es que tiene interés y usted puede hacer que lo pierda si se molesta, y entonces no le volverá a preguntar.
4. HAGA DEMOSTRACIONES DE CÓMO HACERLO. En el caso de habilidades, es muy importante que el trabajador observe primero cómo se ejecuta la operación, y no que se quede únicamente con la explicación teórica.
5. PERMITA QUE EL TRABAJADOR PRACTIQUE LO APRENDIDO. En muchas ocasiones se le explica y demuestra al trabajador, pero posteriormente se le deja solo y no se verifica si es capaz de hacer bien las cosas. Es necesario que nos demuestre prácticamente si aprendió, por lo tanto debemos observar con atención cómo lo está haciendo.
6. PROPORCIONE REFORZAMIENTO. Cuando el trabajador no haya ejecutado la tarea con la precisión necesaria, demuéstrele de nuevo cómo hacerlo, y verifique que lo haga bien. En caso necesario, repita la demostración las veces que sea necesario. Recuerde que usted puede invertir unos minutos o varias horas en enseñarle cómo hacer las cosas, pero si el trabajador se accidenta por no estar bien capacitado, puede perder varios días e incluso llegar a la necesidad de ser remplazado y tener que volver a comenzar. De tal forma que el supuesto ahorro de tiempo por realizar un entrenamiento rápido no existe.
7. ANÍMELO A CONTINUAR. Cuando el trabajador no puede hacer las cosas como se debe, puede sentirse frustrado, e incluso temeroso de una reprimen-da o de una sanción. Esto hace que corneta más errores; por ello, su actitud debe ser la de animarlo para que lo vuelva a hacer, pero sin insultarlo ni agredirlo. De esta forma aprenderá más rápido, aunque a veces no lo creamos.
8. RECOMPÉNSELO CUANDO HAGA BIEN LAS COSAS. No se limite a corregir los errores del trabajador, también felicítelo cuando haga bien las cosas. Lo que más nos interesa como personas es saber que somos útiles, y esto nos hace revalorarnos. El reconocimiento por lo bien hecho es tan importante como corregir las deficiencias. Recuerde la frase: el nivel de autoestima del individuo determina su productividad. Cuando nos reconocen el esfuerzo, nos esmeramos por hacerlo mejor.
9. DE TODA LA INFORMACIÓN ADICIONAL QUE NECESITE. Una vez finalizado el entrenamiento, de las indicaciones complementarias, como por ejemplo: qué hacer si tiene una duda, cómo darse cuenta de que tiene un problema en su trabajo, quiénes le pueden ayudar, etcétera.
10. SUPERVISE CON FRECUENCIA HASTA ASEGURARSE DE QUE EL TRABAJADOR LO HAGA CORRECTAMENTE. Cada cierto tiempo convierte darse una vuelta para verificar cómo lo está haciendo, y si necesita más Ayuda. La actitud de usted no debe ser de desconfianza, sino más bien de apoyo.
11. NO OLVIDE EN CADA PASO INCLUIR LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD. Explique claramente los peligros de la operación y los riesgos que pueden existir. Recuerde que el trabajador no conoce suficientemente la operación como para que deduzca por sí mismo todos los peligros. Para instruir, apóyese en el procedimiento de seguridad que debe estar elaborado tal y como lo describimos en el capítulo anterior.
Fuente: Apuntes de Higiene y seguridad industrial de la Unideg.