Reconstrucción del imperio Romano

Francia por conseguir apoyo de la Iglesia se convirtió al cristianismo. Esta llegó a ser un estado fuerte. Durante el reinado de Pipino el Breve, lucharon contra los bizantinos, conquistando con ello las tierras del centro de Italia. Este se las entregó al Papa, dando así lugar a los Estados Pontificios y al poder temporal de los papas. Su hijo, Carlomagno, continuó con esta política; conquistó el norte de Italia, venciendo a los sajones y, en Alemania, a los bávaros; además combatió contra los musulmanes.

El reino de Francia alcanzó su momento de mayor esplendor, durante el reinado de Carlomagno, que intentó reconstruir el Imperio romano. En el año 800, se hace coronar emperador de Roma por el papa.

Completó sus conquistas políticas con las culturales Carlomagno; de esta manera, los pueblos conquistados fueron transformándose gracias a las misiones enviadas por el emperador. A esta etapa cultural se le conoce como «renacimiento carolingio».

Su hujo Ludovico Pío no continuó con su obra, y, a la muerte de éste, el imperio quedó dividido en tres partes: Francia, que correspondió a Carlos el Calvo; Alemania a Luis Germánico; y una faja de terreno entre ambos estados, la Lotaringia, a Lotario. Ni estos reyes ni sus sucesores ejercieron una autoridad efectiva.

Un siglo más tarde Otón I, unifica los territorios alemanes, se anexa gran parte de Italia y vence a los pueblos nómadas del centro de Europa, dándose así a la tarea de extender la cultura romano-germánica entre dichos pueblos.

En el año 961, al igual que Carlomagno, se hace coronar emperador, marcando la creación del Sacro Imperio Romano-Germánico, basado en una alianza firme con el papado. Otón I impulsó también un gran desarrollo cultural en escuelas y monasterios.