Rompimiento de las hostilidades
Cortés quedó perturbado cuando una noticia, que llegó a través de correos indígenas, mencionó que había desembarcado en Veracruz un contingente armado que, traía como jefe a Pánfilo de Narváez. Dicho ejército fue enviado por el gobernador de Cuba, cuya misión era apresar a Cortés y sus cómplices bajo el cargo de traición. Por lo anterior, Cortés salió sin demora de México-Tenochtitlan, llevando consigo a la mayor parte de su tropa y dejando solamente en la capital mexica una partida al mando de Pedro de Alvarado.
Bajo el resguardo nocturno y Cerca de Cempoala, Cortés y sus hombres, cayeron sobre el ejército de Narváez al que castigaron totalmente. Consumada dicha derrota, Cortés recibió noticias de que la gente que había dejado en México-Tenochtitlan se encontraba en graves aprietos, por lo que tuvo que regresar inmediatamente.
La ausencia de Cortés, cuando se cometió un acto criminal y temerario que provocó contra los españoles, el odio del hasta entonces resignado pueblo mexica.
Este acontecimiento tuvo lugar en el Templo Mayor, al celebrarse, en mayo de 1520, las festividades de Tóxcatl. Impulsados por la avaricia, los españoles ultrajaron a los participantes de la celebración, despojándolos de sus objetos de valor.
Además concluyeron dando muerte a gran número de indígenas. A este episodio en la historia de México se le conoce como la matanza del Templo Mayor. La reacción que hubo obligó a los españoles a refugiarse en el palacio de Axayácatl.
Cortés, con ayuda de sus soldados y de un contingente de tlaxcaltecas, fue a reunirse con el arudo de Alvarado. De esta manera. todo el ejército español quedó concentrado en un único reducto, mientras que los mexicas rodeaban nuevamente el palacio de Axayácatl.
Moctezuma fue obligado por los españoles, a salir a una terraza para apaciguar a su gente, pero la indignación del pueblo era tal que el prisionero fue desoído y apedreado.
Poco después murió este gobernante en circunstancias que nunca fueron del todo esclarecidas. Sin embargo, el movimiento de hombres y caballos no paso desapercibido para los mexicas, por lo que los fugitivos se vieron tenazmente embestidos por miles de atacantes indígenas. Un considerable número de los hombres de Cortés, incluidos muchos tlaxcaltecas, sucumbió aquella noche, llamada por los cronistas españoles la Noche Triste. Los que escaparon con vida, huyeron rumbo a Tlaxcala.