Síntomas y causas del estrés
Los síntomas clásicos del estrés, que quizá en alguna ocasión todos han experimentado, son:
– Las personas se tornan nerviosas y se convierten en seres crónicamente preocupados.
– Son propensas a la ira con gran frecuencia y no se relajan o tienen dificultad para ello.
– Muestran escasa cooperatividad, y adquieren vicios con más facilidad que en situaciones normales (tabaquismo, alcoholismo, ingieren barbitúricos, etcétera).
– Padecen desórdenes físicos como por ejemplo: comer en demasía o muy poco o no poder conciliar el sueño, despertarse intempestivamente a las 4 o 5 de la mañana y no poder dormirse nuevamente, etcétera.
– Es conveniente entender que las tensiones pueden ser temporales o de larga duración, lo cual casi siempre depende del tiempo en que prevalezcan las causas que lo provocaron y del poder de recuperación del afectado.
Los problemas se manifiestan sobre todo cuando la tensión persiste por un lapso prolongado debido a que el organismo no puede recuperar su capacidad para enfrentarse a la tensión.
Existen dos tipos de causas que provocan la tensión:
– Relativas al trabajo.
– Ajenas al trabajo.
Las condiciones que tienden a generar tensión reciben el nombre de tensores. A continuación se mencionan algunas causas de tensión en el trabajo:
– Sobrecarga de trabajo.
– Presiones de tiempo.
– Supervisión deficiente.
– Clima político inseguro.
– Autoridad insuficiente, no acorde con las responsabilidades-
– Ambigüedad de roles.
– Diferencias entre los valores personales y los de la compañía.
– Cambios de cualquier tipo, sobre todo cuando por alguna causa son fundamentales o poco usuales.
– Imposibilidad de conseguir los objetivos.
Asimismo, es necesario explicar lo que se conoce como relación «tensión-desempeño» . Por ejemplo, para tocar el violín, las cuerdas deben tener la tensión exacta pues de no ser así, dicho instrumento sólo sirve de adorno: si las cuerdas están muy tensas; «chirriarán»; si están muy flojas, no emitirán ningún sonido. En conclusión, todo debe tener un nivel de tensión adecuado.
Asimismo, cuando el nivel personal de tensión es muy bajo, no existe motivación para desempeñar ninguna función; cuando es excesivo, se producen desequilibrios emocionales que impiden ejercerlas adecuadamente.
El nivel de los tensores que se tolera antes de experimentar síntomas preocupantes se conoce como umbral de la tensión, al cual se llega más o menos rápidamente según el tipo de personalidad sea «A» o «B”.
1. Personalidades tipo «A». Este tipo de individuos tienen grandes ímpetus, son competentes, se fijan normas de desempeño elevadas y se someten constantemente a presiones de tiempo, debido a la cual sufren presiones intensas que les provocan una serie de desórdenes físicos.
2. Personalidades tipo «B». Muestran una actitud más relajada, aceptan las situaciones como se presentan y trabajan con ellas en lugar de enfrentarlas, y son singularmente tranquilas en la relativo a presiones de tiempo, por la que tienen menos propensión a padecer problemas relacionados con la tensión.
Como es obvio, el estrés se puede presentar dentro y fuera del área de trabajo. En este último caso puede generar problemas graves de comportamiento en la organización debido a la insatisfacción en el trabajo.
Como dice Ernesto Angulo Lara, en Productividad y estrés organizacional la relación insatisfacción-frustración-agresión-retiros psicológicos y retiros físicos, se puede sintetizar como se indica en el siguiente esquema.
Asimismo, el consultor debe analizar la relación situación personal-desempeño en el trabajo, ya que los factores personales afectan el desempeño del empleado.
Fuente: Apunte de Desarrollo Organizacional de la UNIDEG