Sistemas cristalinos
Por regla general, los compuestos químicos están formados por cristales que no se pueden reconocer siempre con facilidad, si bien, a pesar de que muchos de ellos presentan una forma indeterminada, un examen más minucioso de su estructura nos permite reconocer una disposición regular de estos elementos. La forma geométrica de dichos cristales es fija y determinada, y depende fundamentalmente del modo en que los átomos que los componen están enlazados entre si.
Así, por ejemplo, en el caso del cloruro sódico (la sal común) los átomos de cloro y sodio que constituyen su cristal se encuentran repartidos de tal modo que su forma recuerda la de un cubo, por lo que se dice que cristalizan en el llamado sistema cúbico.
Sistemas cristalinos
En general se considera que existe un total de 32 clases de cristales que se agrupan en siete sistemas cristalinos, de los que cada uno de ellos comprende todos aquellos cristales en los que puede reconocerse una forma fundamental particular. En el estudio de los minerales esta posibilidad de agruparlos de acuerdo con el criterio del sistema cristalino al que pertenecen es de gran ayuda.
Para identificar y caracterizar los diversos sistemas, así como para diferenciarlos mutuamente, se consideran y estudian los llamados ejes cristalinos.
Dichos ejes son en realidad a líneas imaginarias que median entre los centros de las caras opuestas de un cristal fundamental. De este modo se obtienen los siete sistemas antes mencionados, que se caracterizan de la siguiente forma:
En el sistema cristalino cúbico reconocemos tres ejes de igual longitud que se cruzan formando ángulos rectos. De este modo decimos que dichos cristales son isométricos. Por su parte, en el tetragonal hay dos ejes iguales y uno más largo o más corto perpendicular al plano de los dos anteriores, mientras que el sistema cristalino hexagonal tiene tres ejes iguales que se cortan en un plano formando l20°, y otro perpendicular a él, pudiendo ser más corto o largo que los demás.
El sistema ortorrómbico está compuesto por tres ejes de longitudes distintas que se cortan formando ángulo rectos su vez, el monoclínico lo forman también tres ejes de longitudes distintas, de los que dos se cortan en ángulo recto y el tercero forma con el plano de los anteriores cualquier ángulo distinto de 90°.
Finalmente encontramos el sistema triclínico, con sus tres ejes de distinta longitud que se cortan formando ángulos distintos de 90°.