Tejido óseo
Se caracteriza por una sustancia fundamental calcio que le da gran dureza, y la impregnada de calcio que le da gran dureza, y la presencia de cavidades (lagunas óseas) en cuyo interior se sitúan células generadoras del tejido (osteocitos). Las cavidades se unen mediante finos canales. Los osteocitos se disponen en filas concéntricas alrededor de conductos (canales de Haver) con nervios y vasos sanguíneos.
El tejido óseo es típico de vertebrados y se organiza como huesos recubiertos de una membrana resistente llamada periostio.
Los huesos de sustitución resultan de la transformación de un cartílago en tejido óseo.
Cuando éste tiene sus componentes densamente unidos se forman los huesos compactos, y cuando aparecen entre ellos cámaras vacías tenemos huesos esponjosos. En el interior de estos últimos, se encuentra la médula ósea, muy importante en el proceso de formación de sangre.
Los huesos son planos o largos. En los últimos se distinguen dos extremos (epífisis) y una porción intermedia (diáfisis) en cuyo interior se forma la cavidad medular.
En la epífisis se insertan los tendones y los ligamentos que articulan el esqueleto.