La vacuna en que se emplea al agente patógeno completo son las denominadas vacunas vivas atenuadas. Una de sus principales características es que inducen una fuerte inmunidad, duradera y de tipo tanto humoral (anticuerpos) como celular (células T sensibilizadas). Sin embargo, presentan riesgos de reversiones al estado virulento. Los métodos de atenuación varían de acuerdo al tipo de patógeno del que se trate y en algunas ocasiones son necesarios varios pasos de atenuación para tener un rango de seguridad aceptable para su empleo en humanos.
Otro tipo de vacunas son las que utilizan a los microorganismos muertos, estas tienen la ventaja de no presentar la posibilidad de reversión a la patogenicidad pero son menos efectivas y generalmente requieren que se administren adyuvantes que son sustancias que mejoran su capacidad de producir una respuesta inmune.
En lo que respecta a la hepatitis, a principios de los años 60s Hillman y colaboradores se dieron a la tarea de fabricar una vacuna contra las hepatitis tipos A y B. Como resultado de sus trabajos en 1973 obtuvieron una línea del virus de la hepatitis A (VHA) y en 1978 se obtuvo una vacuna con virus inactivados con formaldehído, esta vacuna obtuvo el permiso para venta en 1994 (vacuna de virus inactivo).
Fuente: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.